La carta virtual que siempre escribo a los Reyes Magos es que me echen un libro. El de hoy se titula La serpiente de Essex, de la autora británica Sarah Perry. Esta misma noche lo empezaré a leer y noto similar impaciencia a la de hace años por disfrutar de la magia de aquellos libros juveniles colocados en mis zapatos. Como ha dicho Ignacio Echevarría, «se trata de una formidable manera de obtener placer», que hoy bien temprano al hojearlo ya siento ese gozo. Fernando Savater no se imagina que alguien pueda «no querer leer», cuando la lectura es una formidable manera de obtener placer. Desgraciadamente muchas personas no tienen sensibilidad para disfrutar de la lectura. La culpa no es totalmente suya, es de la televisión que ejerce ya desde niños una poderosa fascinación. Por eso, como ha dicho José Antonio Marina, «no debemos estafar a los niños con la tecnología. El ser humano necesita un espacio íntimo que el libro le da». Yo siempre regalé a mis hijos, y ahora a mis nietos, la noche de Reyes, libros. Artilugios tecnológicos de moda ya les llegaban por otros conductos. Tengo mis dudas sobre lo que dijo Umberto Eco: «Ninguna tecnología logrará suprimir la necesidad de lectura tradicional». Hay que leer libros que te ennoblezcan, rodeado de silencio. «Rumiando las palabras», acariciando las ilustraciones. Ensayos, biografías, novelas que ahonden en el alma humana y no simples best seller. José Antonio Marina en su libro La magia de leer, cita al autor de las vidrieras de la catedral de Winchester que dejó en el cristal este consejo: «Lee para alcanzar la serenidad».

* Periodista