Que el Rey emérito prestó servicios en su calidad de Jefe del Estado es un mérito que fue pagado en proporción a su responsabilidad, como otros servidores públicos lo hacen, desde el presidente del Gobierno al barrendero municipal. No voy a discutir si en la proporción justa de su utilidad. Que Juan Carlos I, como mayor mérito reconocido, se alineara con los demócratas en contra de los golpistas del 23F no estaba más que cumpliendo con su deber constitucional. ¿O es que esperábamos otra cosa? ¿No estaba salvándose a sí mismo y a la Corona? Así es que lo pagado por lo servido. Luego, lo que hiciera en su vida privada allá él y su señora reina. Pero los hechos por los que presuntamente se les investiga, tales como llevarse comisiones multimillonarias, blanquear dinero o mantener cuentas en paraísos fiscales no creo que se puedan catalogar como «acontecimientos pasados de su vida privada», según él argumenta, sino, de ser probados, actos de corrupción. La justicia dirá.

Y mientras tanto la pregunta es: ¿se puede aceptar la idea de haber estado gobernados por un rey corrupto en una democracia cuando la misma reinstauración monárquica tiene unos orígenes dudosos en el franquismo? ¿En medio de la enorme tragedia que está sufriendo el pueblo español? ¿Cuando el mismo rey emérito toma las de Villadiego (no sé por dónde queda Villadiego como no sé por dónde anda el rey) ensombreciendo su inocencia? El momento no puede ser más crítico. Es cierto que la confusión de lo público con lo privado ha sido moneda corriente en este país y que muchos políticos, en vez de ser los servidores públicos para lo que se les votó, se sirvieron a sí mismos para enriquecerse con lo público o a través del cargo público y la gente pues les ha vuelto a votar en ocasiones. La derecha es monárquica por definición y ya pugna por abanderarse en la Corona, y la extrema derecha acusa a un supuesto «frente populista» en las redes que habría hecho que el rey emérito abandonara España. Esto mete miedo y crea el victimismo. De aquí que el presidente Sánchez, jactándose de que el PSOE es el único partido que queda del pacto constitucional del 78, haya asegurado que la monarquía es la clave de la bóveda del sistema político, que se necesitan instituciones robustas y que no se cuestiona las instituciones sino las conductas personales. Y no sé si lo que voy a decir ayuda a la estabilidad que se demanda, pero las personas conforman las instituciones, por lo que es muy importante elegir bien a las personas. Felipe VI ha prometido la transparencia, la ejemplaridad y la regeneración de la Corona. Pasos inteligentes y decididos ha dado en este sentido con su propio padre. Mas si luego no cumple lo prometido por h o b el pueblo español tiene la opción de votarle... perdón, de botarle.