Si no imperara el diálogo los hombres no controlarían su destino. La capacidad de hablar nos distingue como seres humanos racionales, inteligentes y tolerantes. Reflexione por un momento sobre cómo hemos ido evolucionando y cambiando nuestro posicionamiento sobre muchos temas. Mire cómo nos hemos reeducado en un lenguaje correcto respecto de nuestros conciudadanos. Somos la imagen de un tiempo, una educación y unos criterios políticos, pero procuremos no ser demasiado encorchetados, rígidos y dogmáticos.

Nada es igual que ayer. Mi madre con noventa años es ahora sumamente delicadada con aquello que puede ofender y ayer era moneda corriente. Si una madre hace eso, qué no debo hacer yo, o tú, o el otro. No poseemos la verdad absoluta. Yo estoy seguro que son más los asuntos que nos unen de los que nos separan. Por favor, en ese momento de delirio emocional, no escuchemos las voces negativas y pongamos atención a la verdad social, que es aquello que importa, la que hace pueblo, la que construye la sociedad. Lo bueno que hay en cada uno de nosotros. El conocimiento, la inteligencia y la comprensión nos convierten en instrumentos de la solidaridad y la convivencia frente a los listillos y los que quieren hacer trampa para llegar más lejos. Hace unos días les hablé de las rendijas.Ya les vale penitencia en el bochorno que soportarán entre los suyos y por sus obras, deméritos y comportamiento público serán reconocidos.

Vengo de la asamblea de cronistas de la provincia de Córdoba celebrada en Iznájar, donde cada uno nos hemos pagado el comensal y qué felices hablando de nuestro pueblo, nuestras historias, nuestra gente, nuestros proyectos. Por lo pronto Juan Pablo Gutiérrez desde Conquista nos invita a cordero en su pueblo y yo a la presentación del libro de Wendy Kramer, El español que exploró Califonia, Juan Rodríguez Cabrillo, andaluz, cordobés y de Palma del Río. Piensa, serás inteligente.

* Historiador y periodista