La historia más extendida sobre la conmemoración del 8 de marzo hace referencia a los hechos que sucedieron el 25 de marzo de 1911, donde murieron calcinadas 146 mujeres trabajadoras en una fábrica textil neoyorquina en un incendio provocado por las bombas incendiarías que les lanzaron ante la negativa de abandonar el encierro con el que protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían. Más de un siglo después, motivos para hacer huelga nos sobran. La situación sociolaboral de las trabajadoras se caracteriza por la brecha salarial y la precariedad laboral. La desigualdad persistente entre mujeres y hombres no es una cuestión trivial que el Ejecutivo pueda relegar. La igualdad es un derecho constitucional y, como tal, corresponde al Gobierno garantizarlo. Las cordobesas ganamos de media 3.430 euros menos anuales que la media de los cordobeses. Cuando alguien me dice: «En mi empresa no hay brecha salarial» yo les expongo cuántas mujeres tienen excedencia o reducción de jornada por cuidado de menores o personas dependientes, los complementos asociados a rasgos o roles masculinizados: penosidad, nocturnidad, disponibilidad para viajar... Que la mujer no puede asumir por dedicarse a los cuidados y no existir una corresponsabilidad ni una conciliación de la vida laboral y familiar efectiva y real. Los contratos temporales y parciales, además de los trabajos más precarios y peor remunerados, son ejercidos en su inmensa mayoría por las mujeres.

Los datos son alarmantes: sigue imparable la feminización del paro y la cronificación del desempleo femenino, que alcanza ya a más de dos millones de desempleadas, de las que solo la mitad cobra algún tipo de prestación, si bien la mayoría (62%) percibe una prestación asistencial.

Las violencias machistas son el resultado extremo y más dramático de la discriminación y la desigualdad estructural entre hombres y mujeres, agravada por la inacción del Gobierno del PP en materia de políticas de igualdad, los fuertes recortes presupuestarios y el retroceso en derechos sociales y laborales producidos en los últimos años. Así, nos encontramos con un Pacto de Estado necesario pero ineficaz puesto que necesita unos recursos económicos y humanos con los que no cuenta y con una Ley de dependencia que tampoco puede llevarse a la práctica por falta de dotación económica y medios.

Es el momento de decir ya basta y tomar las calles. Seguir el ejemplo de nuestros y nuestras pensionistas que nos animan a tomar impulso para que este 8 de marzo sea memorable. No es una huelga al uso. Es una huelga estudiantil, de cuidados, de consumo y laboral. Desde CCOO luchamos para que en el ámbito laboral, que es quizá el más complicado, mujeres y hombres hagan huelga y paren dos horas para que demostremos que no van a arrebatarnos más derechos. Porque las mujeres somos el 52% de la población, pero sin el apoyo del 48% la igualdad entre mujeres y hombres no será posible.

Hace cuatro meses me preguntaba una periodista: ¿Qué pasaría en una ciudad como Córdoba si se planteara una huelga de mujeres; si todas las mujeres dejaran de trabajar un día? ¿Qué sectores se quedarían paralizados? Si se convocara una huelga en la ciudad de Córdoba el sector de la hostelería y el de actividades sanitarias y de servicios sociales se verían muy afectados; especialmente, el segundo, en el que se originaría una paralización prácticamente total, al tratarse de un sector muy feminizado. Esto ocurriría también en el total de la provincia en el sector de la agricultura. Por tanto, en una ciudad como Córdoba, donde el sector servicios genera la mayor parte de la actividad económica, el hecho de que las mujeres que trabajan en la hostelería ejercieran su derecho a la huelga daría lugar a grandes problemas; hecho éste que se repetiría en un gran número de sectores, dado la mayor presencia de mujeres en las actividades administrativas y de servicio auxiliar, las cuales están presentes en la mayoría de los sectores económicos. Hoy, espero que la huelga sea un éxito sin precedente y que siembre las semillas de la igualdad. Porque el capitalismo y el patriarcado nos anulan como personas y pisotean nuestros derechos como seres humanos. Porque nos queremos vivas, libres y unidas. Ahora toca demostrar que realmente si las mujeres paramos, se para el mundo.

* Secretaria de la Mujer de CCOO de Córdoba