Los claros resultados de las primarias del Partido Popular de Córdoba, en las que la candidatura oficialista encabezada por Adolfo Molina ha obtenido una victoria con el 82% de los votos, ponen sobre la mesa varias cuestiones. En primer lugar, se demuestra que no eran necesarias tantas tensiones con la candidatura alternativa de Rosario Alarcón. En segundo lugar, ha sido conveniente esta pugna, pues si no llega a producirse lo que hoy se considera una victoria electoral interna se hubiera interpretado como sumisión disciplinaria al aparato, mientras ahora las urnas dejan claro que no hay división significativa en el PP cordobés. Finalmente, la línea marcada por José Antonio Nieto, al que el PP nacional no permitió concurrir a la reelección, se mantiene, a pesar de que la estructura regional que encabeza Juanma Moreno ha querido introducir cambios. Al final, Córdoba sostiene esa línea singular dentro del PP andaluz, que no debería generar tensiones por mucho que el partido padezca en nuestra comunidad autónoma la frustración histórica de sus candidaturas en la contienda electoral autonómica.