La moda del feminismo ha vuelto, y cómo no, se instala en actos públicos y/o lúdicos como los Goya. Todo lo que sea reivindicar los derechos, valores y el papel productivo de la mujer en la sociedad me parece estupendo y además necesario, hay que hacerlo sin ninguna duda, pero en su sitio. No es en la celebración de unos premios de cine, o de literatura, o en comparecencias políticas el lugar más adecuado, pues las meras manifestaciones con traje largo, pajarita o traje de chaqueta no suben los sueldos. Hay que exigir igualdad en el día a día de cada uno o una en su entorno laboral y social. Como dijo Isabel Coixet, ganadora del Goya a la mejor dirección, eso se hace en las mesas y despachos de negociación, en los centro de trabajo diario, en cada jornada laboral. Afortunadamente, cualquier joven puede elegir qué estudios realizar para desarrollarse profesionalmente, a veces con condicionamientos económicos o de notas, pero no con limitación por razón del sexo; pueden elegir libremente entre las distintas opciones de estudios y formación. Y dependerá, en el plano laboral, de los compañeros y compañeras en los distintos niveles productivos, y de la propia decisión y determinación personal, que la igualdad sea más efectiva. Como en todo, sigue siendo fundamental la educación en igualdad y saber qué es igualdad. No creo que igualdad sea necesariamente paridad en cargos, algo que demagógicamente se utiliza tanto en política; pero resulta contradictorio que ni PP, PSOE, C´s o Podemos tengan como cabeza de lista y posible candidata a la presidencia del Gobierno de España a una mujer.

La igualdad reivindicada por mujeres es que tengamos las mismas oportunidades de acceso a un puesto o cargo que el hombre, porque la retribución va en función precisamente de ese cargo, no de la identidad sexual de la persona. Igualdad también es que haya más amos de casa, más empleados del hogar, más camareros de piso en los establecimientos hoteleros, más enfermeros, profesores de educación especial, o asistentes de mayores, por ejemplo. Igualdad no es que unos periodistas en solidaridad con sus colegas mujeres se bajen el sueldo, como ocurrió en la BBC, sino que exijan que a las periodistas les paguen lo mismo que a ellos. Tampoco es igualdad hablar de «portavozas», confundiendo el género gramatical con el sexo, y haciendo con esas ridículas declaraciones un flaco favor a las mujeres. Eso no ayuda. La exigencia de igualdad de las mujeres es seria y requiere ejecutar el compromiso de implementarla, respetarla y cumplir con ella en todos los estamentos de la sociedad. Es un derecho y también un deber de tod@s.

* Abogada