El Ayuntamiento de Córdoba, o más bien la parte del equipo de gobierno de la opción política de la alcaldesa a través de la Delegación de Movilidad, ha abierto la espita de lo que era hasta ahora un grito lastimero que no tenía el menor eco político, la necesidad de actuar de manera certera y profunda en la degradación que sufre uno de los barrios más extensos, si no el que más, de la ciudad, Ciudad Jardín.

Ello ha sido poniendo sobre la mesa el diseño de la primera fase de la Propuesta de Regeneración Urbana de Ciudad Jardín, una iniciativa que prevé la reorganización de la movilidad y una serie de intervenciones de cara a permitir primeros avances físicos para la revitalización del espacio público del barrio.

Vaya por delante que ya es todo un avance el que se haya decidido algo sobre un espacio urbano abandonado durante décadas, víctima de actuaciones parciales en el marco de un proceso de degradación física y social, con múltiples problemas que abarcan casi todos los aspectos de la convivencia cívica de la población, poniendo de manifiesto la descoordinación y la carencia de coherencia de la actuación no solo entre distintas administraciones públicas sino también en la propia institución municipal.

Que lo que todos los gobiernos municipales han dejado de lado haya sido ahora abordado ya merece el reconocimiento de quienes han tomado la decisión y han admitido la existencia del problema.

La realidad es que no solo Ciudad Jardín tiene problemas que marcan síntomas de degradación y aspectos de marginalidad. El poder público, los políticos, no han atendido a los procesos de transformación que ha vivido la ciudad y se han empecinado en enfrentarse a proyectos que chocaban con la incapacidad para llevarlos a cabo más allá de la maqueta o de iniciarlos para no acabarlos.

El casco histórico, incluyendo el centro comercial, Viñuela y Santa Rosa-Valdeolleros, por ejemplo, han vivido metamorfosis sin que nadie le prestase la menor atención y ello a pesar de continuas señales de alerta que se han mandado, al menos desde uno de los mejores y más certeros termómetros que tiene una ciudad, el comercio de cercanía.

Desde 2009 la Federación Provincial del Comercio Comercio Córdoba ha ido lanzando propuestas que han caído en el saco roto o con el cajón de los olvidos, lo que viene a ser lo mismo, de las entidades públicas, pero también de las privadas que estaban llamadas a participar en el desarrollo social de la ciudad.

La tarea que se plantea es, pues, ingente. No solo es necesario actuar en Ciudad Jardín, sino que hay que tomar medidas en diversas zonas de la ciudad si no queremos caer en la sumisión a un sistema de degradación de nuestro espacio urbano y de convivencia.

Por ello, bienvenida es la Propuesta de Regeneración Urbana de Ciudad Jardín, con todos sus avíos, con la peatonalización de Antonio Maura y su incidencia sobre otras siete vías.

También con las demás medidas anunciadas por la alcaldesa, Isabel Ambrosio, que deben conjuntarse en un plan integral, con partidas económicas e hitos temporales, para que no corra el riesgo de parecerse siniestramente a lo que hasta ahora es el Plan de Apoyo y Promoción del Comercio de Cercanía, que aprobó por unanimidad el Pleno municipal el pasado junio y del que ya no se tuvieron más noticias, desde entonces y hasta hoy con incidencia cero en el comercio de cercanía al que se decía que se iba a apoyar y a promocionar.

Lo escrito y lo dicho sobre Ciudad Jardín es una propuesta inteligente, porque comienza un proceso de regeneración de la zona y porque es factible, es decir, se puede llevar a cabo sin el riesgo de que se quede en una maqueta, o en su versión digital que permite hoy día la tecnología, siempre y cuando no se trate de un nuevo recurso de la retórica más vacua de la política, aquella que se dedica a lo pomposo y abandona la acción.

Para que esto no ocurra urge que por parte de quien ha tenido la valentía de afrontar el problema, la opción política de la alcaldesa, consolide un proyecto de actuación global sólido y que lo someta a un consenso amplio para lograr una mejora del tejido urbano y social de Ciudad Jardín que eluda el proceso de decadencia económica, demográfica y social mediante una intervención decidida de los poderes públicos, empezando por el Ayuntamiento.

Si quiere mantener el reto que ha asumido con gallardía, la alcaldesa tiene un instrumento potente en su mano: responsabilizar a un único miembro de su grupo político del liderazgo del proceso, a modo de comisionado para el barrio.

Es a lo que le emplazo en Ciudad Jardín, pero también en las demás zonas comerciales consolidadas: Viñuela, Santa Rosa-Valdeolleros, Centro y casco histórico.

* Presidente de Comercio Córdoba