Tanto el devenir como el fracaso, al modo clásico, de la Reforma Agraria en España están íntimamente relacionados con el enrevesado avatar de nuestra historia contemporánea. Si bien ya fuese otrora iniciada, pero tímidamente, en una sociedad dual lacerada por el enorme peso de los problemas socioeconómicos de una sobredimensionada población rural, en gran medida abandonada a su suerte, heredera de anteriores cuestiones que le atañían y nunca resueltas definitivamente. Los emprendidos e iniciados distintos intentos jamás llegaron a buen término. Cuestión poliédrica, dificultosa y compleja, de difícil solución.

El sector agrario y el mundo rural, ambos, aunque no por igual, tras la segunda mitad del siglo XX y primera década del XXI, han pasado de tener una anterior importante consideración demográfica, social y presupuestaria en relación con el erario público a situarse, después de menguada trascendencia en ambas vertientes, en la escala europea, muy diferente de antaño a causa de su misma evolución, determinada como también incentivada por el desarrollo capitalista de nuestra economía, aunque relegando los obstáculos estructurales del sector, añadiendo la persistencia de la desigualdad social y económica, así como la distribución de la propiedad de la tierra. No obstante, lo agrario, aun siempre soportando innumerables dificultades ha sido no solo capaz de sobrellevarlas, no pocas veces a duras penas, sino de satisfacer de manera razonable la demanda de materias primas agrarias y productos alimenticios que les exigía el consumidor español, si bien con ciertas peculiaridades.

Fracasada la reforma acometida por la II República, a partir de 1939 se organizaron varios proyectos de carácter tecnocrático algunos siguiendo pautas republicanas, u otras iniciativas inspiradas en ciertas experiencias foráneas, como las del Instituto Nacional de Colonización, el Servicio Nacional de Concentración Parcelaria y Ordenación Rural, el de Capacitación y Extensión Agraria, el de Productos Agrarios, o el de la Ley de Fincas Manifiestamente Mejorables, etcétera.

* Doctor Ingeniero Agrónomo. Licenciado en Derecho