Dedicado a mi madre, Teresa, que el 12 de agosto cumplirá 90 años.

Es uno de los temas de máxima actualidad el debate en torno a la emigración y sus consecuencias en nuestra sociedad del siglo XXI. Permítanme que esboce unas cuentas reflexiones que sirvan para un debate sereno entre las gentes...

Si hablamos de los emigrantes de ayer, recuerdo que de niño pude escuchar los vecinos del pueblo que se fueron a Alemania, en especial Valero a Mannheim, que nos contaba a mi hermano y a mí su vida allí y nos dejaba fascinados. Otros emigraron a Paiporta en Valencia y otros a Cataluña, algunos amigos de la infancia que hoy continúan viviendo allí y donde sus hijos han echado raíces. Son los emigrantes de exterior a Europa y de interior dentro de la península ibérica.

Paseando por el pueblo, en el camino de la Mimbre en dirección a la Erilla del Fraile me sorprende gratamente un pequeño monumento de los emigrantes del pueblo que recuerdan con nostalgia a la villa que les vio nacer y a sus seres queridos. Quizás ha llegado el momento, señores concejales del excelentísimo Ayuntamiento de Villaharta, de plantearse hacer un monumento en grande a los emigrantes de Villaharta. Aurelio Teno, el gran escultor, hubiese hecho una escultura digna de tal evento.

A lo largo del año me he enterado que en nuestro querido pueblo viven como conciudadanos más de un centenar de personas que no son nacidos en España, son por lo tanto emigrantes desde Senegal a Rumania pasando por Brasil y otros países del Este, de Africa y de Sudamérica, pues bienvenidos a todos. Son los nuevos villaharteños que conviven en armonía con los de pura cepa. Villaharta siglo XXI.

Quiero desmontar en este escrito algunos tópicos que circulan entre la gente pero que carecen de fundamento racional. Veámoslo. No hay ningún tipo de invasion como pretenden hacernos creer algunos malintencionados. Si preguntamos en Caritas y en la Cruz Roja nos dirán que hay refugiados de las guerras de oriente próximo, de la de siria, pero que solo representan el 0,5 de la población española.

Andalucía es tierra de acogida, pero no es xenófoba a pesar de ser la puerta de entrada de la emigración africana hacia Europa y muy relacionada con America latina. Son los países con bajas tasas de emigración como la Polonia de los gemelos diabólicos, la Hungría del ultra Orban, Eslovaquia, quienes son más abiertamente xenófobos, cuando en realidad los emigrantes son una minoría ínfima. Por el contrario, la Alemania de Angela Merkel ve positiva la emigración controlada para hacer de su país y a Europa una potencia mundial. Francia e Inglaterra, que tuvieron colonias en el pasado, tienen una fuerte inmigración más o menos integrada, gracias al modelo de escuela de integración de las minorías.

Considero que los emigrantes deben dar dos pasos hacia el encuentro de culturas y credos diversos y los autóctonos debemos dar un paso para convivir en paz. Soy un firme partidario del ínterculturalismo que nos enriquece mutuamente a todos.