Este año no se celebra la romería al santuario de Nuestra Señora de Linares Coronada, enclavado en el corazón de Sierra Morena. Quedaron suprimidos todos los actos por la pandemia. Pero la hermandad no se ha quedado con los brazos cruzados. Al contrario, ha organizado un amplio programa de actos virtuales, -cultuales, culturales y procesionales-, a través de los medios de comunicación social, siguiendo así la invitación realizada por el papa Francisco: «En el mes de mayo, el pueblo de Dios manifiesta con particular intensidad su amor y devoción a la Virgen María. Por eso, he pensado proponerles a todos que redescubramos la belleza de rezar el rosario en casa, juntos o de manera personal, apreciando lo bueno de ambas posibilidades. Contemplar juntos el rostro de Cristo con el corazón de María, nuestra Madre, nos unirá todavía más como familia espiritual y nos ayudará a superar esta prueba. Rezaré por ustedes, especialmente por los que más sufren, y ustedes, por favor, recen por mí». Son las emotivas palabras que el Papa ha dirigido a todos los cristianos. Al hilo de su invitación, la hermandad de Linares alzó el telón de sus actos, con una novena extraordinaria virtual, desde el 1 al 9 de mayo, a las veinte horas. Hoy, domingo, a las doce, romería virtual, con la proyección de un vídeo de la peregrinación al santuario del año pasado. El próximo domingo, 10 de mayo, a las 12 horas, rezo del santo rosario ante la Santísima Virgen de Linares y, por la tarde, a las 19 horas, «procesión virtual» de la Virgen, en un vídeo con el recorrido del pasado año. El papa Francisco ha enviado también una extensa oración a María, para que pueda recitarse al final de las letanías del rosario, que se inicia con estas palabras: «En la dramática situación actual, llena de sufrimientos y angustias que oprimen al mundo entero, acudimos a ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y buscamos refugio bajo tu protección». La plegaria de Francisco finaliza pidiendo a la Virgen un abrazo para todos: «Oh María, consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados, haz que Dios nos libre con su mano poderosa de esta terrible epidemia y que la vida pueda reanudar su curso normal con serenidad». Córdoba recuerda hoy la tradicional romería hasta el santuario de la Virgen de Linares, que aparece recortado sobre una pequeña colina, rodeando a una antigua atalaya musulmana, donde mandó colocar el rey Fernando III la imagen de la Virgen, la devoción mariana más antigua de Córdoba. Como telón de fondo, el santuario tiene los ya altos cerros de las primeras estribaciones de Sierra Morena, y rodeándole, otros cerros más bajos, de los que destaca el cerro de san Fernando o de Jesús, sobre el que la tradición cuenta que en su cúspide ordenó poner su bandera el santo rey en febrero de 1236, y en el que, cada año, con motivo de las fiestas de la romería, se continúa colocando la enseña nacional. En el abrazo que el Santo Padre pide a la Virgen, los cordobeses queremos fundirnos hoy, dirigiendo nuestra mirada al santuario de Nuestra Señora de Linares Coronada. Mañana comienza la «desescalada», el difícil proceso de volver poco a poco a la vida normal. Aunque no es fácil analizar con sosiego el momento que vivimos, desde el comienzo de la pandemia, intelectuales y pensadores intentan aportar algo de luz sobre la crisis. En una extensa entrevista para Le Monde, Edgar Morin comenta que las incertidumbres que ha provocado la crisis «constituyen una oportunidad para comprender que la ciencia no consiste en verdades absolutas, sino que sus teorías son biodegradables a medida que se realizan nuevos descubrimientos».

Como otros, también Morin admite que la experiencia del confinamiento tal vez contribuya a modificar las actitudes vitales, dando lugar a una existencia más saludable, tanto económica como ecológicamente. Desde un punto de vista existencial, «puede llevar a cuestionar nuestra forma de vida, nuestras necesidades reales, nuestras verdaderas aspiraciones. Debería ayudar a abrir nuestras mentes, durante mucho tiempo preocupadas por lo inmediato, lo secundario y lo frívolo, a lo esencial, como el amor y la amistad».

* Sacerdote y periodista