La rebeldía, la épica y romántica tiene su estética. La historia está llena de héroes cuya rebeldía puso blanco sobre negro los valores que defendían en contra de la tiranía, de la injusticia y de la dictadura. Dicho de otra manera: un héroe que se precie tiene una causa justa que defender y por la que luchar, y llegado el caso dar la vida.

Si algo ha dejado claro Puigdemont, en su sainete independentista es que es un William Wallace de parodia. Si no fuera por el daño que les han hecho a los catalanes y por ende a todos los españoles, su rebeldía caricaturesca, sería el guion perfecto de la segunda parte de La Vida de Brian en clave grotesca y ridícula.

La pregunta del millón es qué han sacado los independentistas de esta farsa bufa.Sinceramente, con la mano en el pecho más cándida y sincera, nada. Nada de nada de lo que pretendían.

Si algo ha demostrado Puigdemont y su independentismo de la Srta. Pepis es que España es una democracia madura, asentada y llena de valores patrióticos y ciudadanos. Ya los rebeldes sin causa, o con causa bastarda no tienen nada que hacer en una democracia que ha entendido que los extremos y los salva patrias sólo sirven para recrear juegos de la Play Station. Rajoy y la convocatoria de elecciones les ha segado la hierba bajo los pies a los extremistas secesionista. Pero ha hecho algo más: desnudar las verdaderas intenciones de muchos de ellos. Y me explico. Si resulta que los independentistas que han votado la DUI, y consideran que Cataluña se ha independizado de España, se presentan a unas elecciones convocadas por el Gobierno del estado del que ellos adjuran, la explicación hasta para el más ingenuo de los ciudadanos es una: I love la mamandurria. O sea, que quieren seguir cobrando por morder la mano que les da de comer.

Aunque en un Estado de Derecho la justicia tiene la última palabra y al menos nos queda la esperanza de que no sigan mamando los mismos que sin causa o con causa bastarda ciscaron encima de la ley.

* Mediador y Coach