Los españoles solo saben expoliar». «Evidentemente, vivimos ocupados por los españoles desde 1714». «Fuera bromas. Señores, si seguimos aquí algunos años más corremos el riesgo de acabar tan locos como los mismos españoles». «Vamos en coches particulares y nos lo pagamos todo. No hacemos como los españoles». «Vergüenza es una palabra que los españoles hace años que han eliminado de su vocabulario». «Sobre todo, lo que sorprende es el tono, la mala educación, la pijería española, sensación de inmundicia. Horrible». Bienvenidos al mundo de Quim Torra, el nuevo candidato de Puigdemont a ocupar su viejo sillón en el Govern. Estos tweets son antiguos y Torra los eliminó, pero Internet te devuelve lo que dejas en ella y varios usuarios habían hecho capturas con las frases. No es únicamente excrecencia moral lo que destilan sus afirmaciones, sino un nivel de estulticia que, si no fuera malvada, provocaría ternura. Este tipo, como muchos independentistas, no sabría vivir sin España. No sabría no ya acabar, sino comenzar una frase. No sabría formarla. Pero es que además olvida que en su propia comunidad, región o país, como prefiera, más de la mitad de la gente sigue votando a partidos españolistas, no partidarios de la independencia. Quiero decir: no es que sean xenófobos los mensajes, que lo son: es que van en contra de sus propios vecinos. Estamos ante una Yugoslavia dialéctica, en un señalamiento con los dedos acusadores de españolidad. No es política. Es el odio. Y no hay manera posible de dialogar con el odio, de hacerle un hueco lo suficientemente cómodo en una conversación, porque te come vivo. Quienes apoyan el procés, quienes apoyan a Torra, quienes apoyan a Puigdemont, quienes llevan lacitos amarillos, están poniendo su nombre debajo de estos tweets. A estas alturas, todos estamos más o menos definidos. Este odio racista, su obsesión de agravio permanente, esta agresividad, en el fondo es una necesidad. No podrían vivir sin nosotros.

* Escritor