Fue un concejal del Ayuntamiento de Córdoba quien en sesión plenaria propuso elevar al Gobierno de la nación una moción de protesta en la que señalaba «el peligro de las aspiraciones catalanistas». Le contestó el señor Muñoz Pérez que «los países neutrales deben sostener su unión interna para mantenerse fuertes en la hora de la paz». Esto se cuenta en el Diario de Córdoba del día 20 de junio de 1916, en plena guerra mundial.

El señor Crespo era muy beligerante porque excitó ese mismo día a la Comisión municipal a ir a Madrid en solicitud al Estado para que este «atienda a todas las provincias de manera proporcionada».

¿Qué preocupación no dejaba dormir al concejal de Córdoba?

Pues un grave agravio comparativo puesto que «de las sumas que Córdoba entrega al Estado este invierte en ella menos del 20 por ciento, en tanto que destina a Barcelona el 87 por ciento de lo que ella ingresa en el Estado».

A mi me suena esta cantinela desde que tuve uso de razón práctica y entre otras muchas razones me lanzó a formar parte del Partido Social Liberal Andaluz allá por 1976, porque estos catalanes independentistas siempre andaban pidiendo y dando poco.

En febrero de 1911, en su día 22, Diario de Córdoba comenta que Cataluña y luego Valencia, son las provincias que más dinero reciben del Estado. Entonces no se hablaba de balanza fiscal sino de los trucos para lograrlo.

Dice el comentarista que «Andalucía vive mal, muy mal y Cataluña vive una existencia verdaderamente desahogada». «Cataluña realiza por su cuenta la mayor suma posible de mejoras y recabando al mismo tiempo la ayuda del Estado». Su argumento es que los catalanes se quejan porque «contribuyen con grandes sumas al sostenimiento de las cargas generales de la Nación y en cambio recibe una pequeñísima cantidad». Y el Gobierno cede constantemente, añade el periodista.

¿Les suena esta cantinela?

Yo la he estado oyendo durante todo el periodo democrático desde 1977 hasta que algunos deciden independizarse .

El articulista apostilla que las otras regiones deberían poner sobre la mesa más números que palabras, «poniendo un número dentro de cada palabra para que ninguna de ellas resulte hueca» a la hora de reclamar un trato de igualdad.

Esta documentación la recibo por gentileza de un investigador que diariamente bucea en el archivo municipal y me sirvió para alertar a la Junta de Andalucía con motivo del cuarenta aniversario del Pacto de Antequera en relación a la práctica bilateralidad con que el Gobierno actual trata al Gobierno de la Generalidad, como si estuviésemos viviendo en un Estado cuasi confederal.

Si aquel concejal Crespo viviera hoy entre nosotros volvería a repetir su argumento un siglo más tarde.

* Catedrático emérito de la Universidad de Córdoba