El poeta Miguel Hernández en Vientos del pueblo (1937) cantó a los aceituneros de Jaén para honrar su duro trabajo, de sol a sol, poco reconocido y mal pagado, y al preguntarse, «Andaluces de Jaén ¿Quién levantó los olivos?» Con estos versos respondía:

«Vuestra sangre, vuestra vida,/no la del explotador/ que se enriqueció en la herida/ generosa del sudor». Unos años antes, en Llanto por Ignacio Sánchez Mejías también Lorca era compasivo con el trabajo de los aceituneros y sellaba su elegía así «...y recuerdo una brisa triste por los olivos», en alusión a un viaje junto a torero, camino de Andalucía, cuando al hacer una parada pasado Despeñaperros el poeta elogió la belleza de los campos de olivos jiennenses y alguien del lugar les contó a los distinguidos viajeros de las durísimas condiciones del trabajo de los aceituneros. Hoy las condiciones de los aceituneros y de los miles de inmigrantes de múltiples nacionalidades que recogen la aceituna han mejorado y el poema de Miguel Hernández Aceituneros de Jaén se ha convertido en el himno de la provincia que se entona en los actos oficiales ¿Hemos avanzado? Por supuesto que sí, mas quien cantará hoy el duro trabajo de los inmigrantes del Ejido, que con su sudor han levantado la muy rentable agricultura de los invernaderos hasta convertirse en la zona de mayor renta per cápita de Andalucía. Sin ellos, ni el Ejido ni toda la costa tropical serían lo que hoy es, ni mañana podrían recoger la cosecha, ni muchos propietarios de invernaderos tendrían servicio en su casa, ni personas que atendieran a sus padres, les dieran de comer y los sacasen de paseo al parque; entonces, ¿cómo ha arrasado allí un partido que quiere cerrar el paso a la inmigración si no echar a los que vayan sobrando, pongamos a la isla de Perejil, como Dinamarca va a desterrar a los inmigrantes a una isla desierta? En todo el litoral andaluz la afección a Vox ha sido importante pero nada que ver con el municipio de El Ejido donde de 58 votos, obtenidos hace tres años, han pasado a sumar 7.377 el pasado domingo. Es algo asombroso, a todas luces inexplicable, pues tampoco en los últimos años, afortunadamente, que sepamos, no se han producido conflictos de convivencia excepcionales o peligrosos como sucedieron en otro tiempo. Por el contrario, el desarrollo de la agricultura almeriense y la industria agroalimentaria que genera han ido a más y mayor producción, y cualquier persona sensata sabe que debajo de ese macro entoldado de la costa siempre hay sangre africana. Pero no tendréis ni poeta ni canción; ya será un logro si os dejemos respirar. Alguien creerá que hablo en comunista, pues no, es justicia social y derechos humanos.

* Periodista