Con la reciente modificación provisional de los dos extremos de la calle Capitulares, hasta tanto finalicen las obras iniciadas allá por el mes de julio, pensábamos que la tortura de acceso que los vecinos estamos sufriendo desde el inicio de las mismas se vería atenuada. Nada más lejos de la realidad.

Por puro romanticismo decidimos hace ya unos años vivir en el entorno de calle Pedro López-Plaza de la Corredera. La semana pasada teníamos que recoger a un familiar, con movilidad reducida, en una consulta médica de la calle Claudio Marcelo, de modo que dejamos aparcada la bicicleta, método habitual de desplazamiento, y no tuvimos más remedio que coger el coche. Al subir la Espartería le preguntamos a un agente de la Policial Local el camino a seguir para recorrer los ochenta metros que nos separaban de la consulta médica, y muy amablemente nos indicó, a saber: Diario de Cordoba, San Fernando, Cruz del Rastro, Puente de Miraflores, avenida del Arenal, Plaza de Santa Teresa, Avda. de Cádiz, Plaza de Andalucía, Puente de San Rafael, Avda. Del Corregidor, Avda. del Conde Vallellano, Avda de la Victoria, Ronda de los Tejares, Plaza de Colón, Puerta del Rincón -oh sorpresa, como somos residentes podemos acceder a la calle Alfaros--, Alfonso XIII, Diego León, Plaza de las Tendillas y, por fin, calle Claudio Marcelo. Recorrer en coche los ochenta metros que nos separaban desde Diario de Cordoba a la Calle Nueva se ha convertido en más de cinco kilómetros y treinta minutos de tiempo. Esto es, más de lo que se tarda en ir a La Carlota. Armados de paciencia le volvemos a preguntar al mismo agente en la calle Diario de Cordoba el camino a seguir para volver a la calle Pedro López, y éste, con la misma amabilidad y cierta sonrisa, nos informó del camino, a saber: Diario de Cordoba, San Fernando, Lucano, Lineros, Plaza de San Pedro, calle la Palma, Regina, Muñices, Realejo, Plaza de San Andrés, Fernán Pérez de Oliva, Gutiérrez de los Ríos y Pedro López. Quince minutos después, afortunadamente no coincidimos con ningún coche de caballos, estábamos en nuestro destino. En definitiva ir y volver de la Corredera a las Tendillas en coche, para un residente, supone en el mejor de los casos tres cuartos de hora, más de lo que se emplea en ir a Montoro, por ejemplo.

Por la tarde tuvimos que ir a un establecimiento de la Calle Alfonso XIII, doscientos metros aproximadamente, a recoger unos paquetes de cierto peso y volumen. Otros cuarenta y cinco minutos de coche. Por la noche decidimos acudir al cine a un centro comercial ubicado en la zona norte de la ciudad; por extraño que parezca, el recorrido nos obliga a pasar nuevamente por ¡el Campo de la Verdad!, otros cincuenta minutos en coche, o en taxi, que es peor.

Tres acciones cotidianas nos han supuesto prácticamente dos horas de conducción, con sus consiguientes efectos colaterales. Un despropósito del que ya estamos cansados los vecinos que vivimos en la Axerquía a la que todos, parece ser, están interesados en proteger.

Un buen amigo afirma que una finca es manifiestamente mejorable hasta llegar a la más absoluta ruina de su propietario. Parafraseándolo, la Axerquía es manifiestamente protegible hasta hacerla absolutamente inaccesible e inhabitable y conseguir la huida total de sus residentes.

<b>Leopoldo Tena</b>

Córdoba