Hace unos días escuché que un partido quería poner una querella al expresidente Zapatero por colaboración con ETA. ¡Qué fuerte suena! Quizá se busque eso, porque en estos tiempos lo que fuerte suena es más verdadero, algo tan absurdo como darle la razón al que más grita. Pues como ciudadano corriente quiero opinar al respecto. Lo que pasa es que cuando opinas sobre política, te encasillan y creen que tu opinión no es objetiva, o, mejor dicho, pro partido tal. No es así. La gente no somos tan resolutiva porque no tenemos las ideas tan claras. Los que las tienen supongo que pertenecen a una raza superior o es que al final de mes reciben un pago directo o indirecto pero relacionado. Y para demostrar que no pretendo apoyar a ningún partido, en este caso al PSOE, como vanguardia de mi acometida dialéctica digo que, para mí, Mariano Rajoy probablemente haya sido el presidente más admirable por su educación, templanza, ausencia de soberbia y humildad ante las críticas; por tanto, quizá lo hubiera votado. Ea, después de esto, vamos a por todas: resulta que un partido quiere sentar como imputado a Zapatero por colaborar con el terrorismo en sus conversaciones. Obvia este partido que el diálogo con sentido y dignidad es muy necesario para acabar con la violencia. ¿O acaso Chamberlain, el primer ministro inglés previo a la Segunda Guerra Mundial, era nazi por sentarse con Hitler para evitar la guerra? Pues claro que no. Pero es que Zapatero, conjugando diálogo y esfuerzo policial, desarmó al fascismo vasco. Según este seudo razonamiento todos los presidentes antes de Zapatero deberían ser imputados: González habló con ETA ¿o es que ya no se acuerdan de los encuentros de Argel? Aznar hablo con ETA, tanto que dio una concesión simbólica importantísima para los fines de la barbarie cuando la denominó «Movimiento de Liberación Nacional»; pero Aznar así, se tragó su rabia y honor y gracias a eso, días después ¡ETA propuso una tregua! Pero luego el terrorismo volvió a asesinar. Zapatero después logró el fin del terrorismo. Y ahora vienen unos a decir que quieren sentarlo en el banquillo por ello. ¡Qué poca vergüenza, por Dios! Quizá, después de archivar la querella, se debía sentar a los querellantes como imputados por uso fraudulento y electoralista del derecho penal ya que esta querella lo único que busca es aunar el voto de la derecha actualmente tripartido pero unido en el odio a Zapatero. Pero el pueblo no es tonto y al final ese partido que empezó muy bien pero ahora no para de decir tonterías, dejará sus urnas vacías. Y como esta columna no pretende ser electoralista, ni siquiera menciono su nombre, aunque me acuerde perfectamente.

* Abogado