A excepción del primo científico de Rajoy y de Donald Trump, pocos son ya los habitantes del planeta que se atreven a cuestionar los efectos del cambio climático. En las cumbres internacionales se empiezan a manejar umbrales de incremento de 2 grados centígrados con respecto a la media de las temperaturas que se venían registrando en cada estación del año. La ola de calor de esta semana es un buen botón de muestra. Tanto que, si el refranero popular se atrevía afirmar que «cuando marzo mayea, mayo marcea», habrá que empezar desde ya a cuestionarse qué va a ocurrir cuando «junio ‘agostea’». ¿Estamos tal vez en la antesala de que agosto ‘juniee’?. Como si fuese una canción de Bob Dylan, la respuesta está en el tiempo.