Conviene saber que el Gobierno en funciones no funciona, para valorar lo que significa la oportunidad perdida de dos investiduras fallidas por la falta de miras de la clase política que tenemos. Gobernar en funciones significa atender solo los productos diarios de mero trámite, y no mucho más, puesto que no cuenta con la confianza de la Cámara. El Ejecutivo en funciones lo componen el presidente, el vicepresidente y los ministros. Los demás altos cargos mantendrán sus competencias hasta que sean sustituidos.

El presidente del Gobierno en funciones no podrá proponer al Rey la disolución de alguna de la Cámaras o de las Cortes Generales, plantear la cuestión de confianza o proponer la convocatoria de un referéndum consultivo. Tampoco podrá aprobar el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado, presentar proyectos del Ley al Congreso de los Diputados, o en su caso, al Senado. En consecuencia, el Ejecutivo en funciones no debe tomar ninguna medida que comprometa o condiciones al futuro Gobierno de la Nación. Dicho de otro modo, el Gobierno en funciones, no puede funcionar como necesita el país. Es por tanto, un gobierno sin funciones importantes, o dicho de otro modo, un desgobierno. Y así llevamos varios meses de un bloqueo político que el propio presidente del Gobierno en funciones ha provocado y que no ha sido capaz de desbloquearlo como era su obligación.

Todavía hay tiempo para que el PSOE y Unidas Podemos consigan llegar a algún tipo de acuerdo que permita a Pedro Sánchez lograr la Investidura, pero lo que sí han conseguido es sembrar la desconfianza de los ciudadanos, que se reflejará en futuras elecciones.