Dentro de pocas semanas y me atrevería a decir que no más de seis, comenzarán a implantarnos, a toda o gran parte de la población mundial, un microchip con la excusa de poder controlar si estamos contagiados o hemos estado expuestos a alguien contagiado por el dichoso virus.

No me venga a decir nadie que estoy majareta o que soy una conspiranoica, porque si hace tan solo cuatro semanas alguien nos hubiera dicho que más de la mitad de la población mundial iba a estar confinada en sus casas durante varios meses, no nos lo hubiéramos creído.

Y sigan pensando que soy una conspiranoica, pero que Bill Gates ya predijera esta pandemia, que se quiera imponer el 5G en nuestras vidas cotidianas, el auge del Big Data, que el virus apareciera en Wuham, donde se encuentra uno de los principales centros de investigación y desarrollo de Huawei, empresa ligada al gobierno comunista chino, y que fue acusada el año pasado por el de Trump por espionaje industrial y de instalación de puertas traseras en dispositivos Huawei, que habrían permitido al Gobierno chino recopilar información de alto valor y sensibilidad..., nos lleva a pensar que esta es una guerra por el poder mundial entre estos dos gobiernos y que la mejor manera de conseguir ese poder es tener bajo control a toda la población, que nos dejaremos dócilmente implantar este chip convencidos de que es por el bien de nuestra salud.

Lo asumiremos y pasará a ser parte de la normalidad hasta el punto de perder toda libertad individual e identidad propia, donde hasta el más mínimo de nuestros pensamientos y actos estarán controlados por Matrix, lo único que nos queda por averiguar es si será China o EEUU quien la dirija.

Ojalá que dentro de pocos meses puedan ridiculizarme por haber escrito este artículo, nada me haría más feliz, ya que eso significaría que seguimos siendo libres.

* Escritora y consultora de inteligencia emocional. Autora de ‘Jodidas pero contentas’