C onforme a lo que ya había anunciado, que presentaría propuestas sobre Cataluña antes del próximo 1 de octubre si el diálogo entre el Gobierno y la Generalitat no se había iniciado, Pedro Sánchez ha tomado la iniciativa para que el Congreso de los Diputados contribuya a hallar una solución para Cataluña. Para ello, el PSOE registrará el jueves, al día siguiente de que el Parlamento catalán apruebe las leyes de «desconexión», la petición de que se cree una comisión de estudio para tratar de la evolución y la modernización del Estado autonómico y del modelo territorial.

La iniciativa se concreta en una comisión de estudio para que así puedan tener presencia todos los grupos parlamentarios, incluido el PDECat (la antigua Convergencia y Unió), que no tiene representación en la comisión constitucional, que sería el lugar idóneo. La fórmula tiene la ventaja de que en ella caben todos y el inconveniente de que solo es un paso previo a la reforma constitucional que proponen los socialistas para transformar el Estado autonómico en Estado federal.

El anuncio socialista responde a la máxima de que en el conflicto de Cataluña «sin ley no hay salida, pero sin diálogo tampoco». Probablemente llega tarde y, además, lo más seguro es que no podrá ponerse en marcha hasta después del 1-O. Aun así, resulta una buena noticia que el propio Mariano Rajoy haya recibido positivamente la medida de Sánchez y que, incluso, esté dispuesto a abrir la puerta para la creación de la comisión. Ante el referéndum ilegal, mientras, el PSOE volvió a apoyar la respuesta que prepara el Gobierno, siempre que sea «mesurada y proporcional», calificativos que el presidente Rajoy también usa.

Aunque el PSOE se muestre dispuesto a avanzar sin el PP, Sánchez señala que prefiere esperar hasta después del 1-O. Porque intentar un acuerdo sin el PP sería un nuevo error como el que se cometió en la elaboración del Estatuto de Cataluña del 2006. En esa comisión, el PSOE presentará su propuesta de la España plurinacional que, desde que se aprobó en el congreso del partido, está sometida a tensiones. En este sentido, la presidenta de la Junta de Andalucía y líder del PSOE-A, Susana Díaz, ha recordado a Sánchez que no apoyará el concepto de plurinacionalidad para España «si perjudica a Andalucía». Díaz destaca que está «convencida» de que su partido y su secretario general --que «tiene mi lealtad»-- no le van a hacer «elegir» entre sus dos «lealtades», y ella --ha subrayado-- no va a apoyar «nada que perjudique a Andalucía».

Lamentablemente, la crispación creciente de la situación política ante el choque institucional que se avecina no augura nada bueno para iniciativas de amplio acuerdo, pero no por eso los partidos deben dejar de intentarlo. Así, hay que aplaudir, incluso desde el escepticismo, la propuesta socialista.