Se abre la Super Bowl electoral de primavera en Córdoba, Andalucía, España y Waterloo. Nada inesperado, pero al menos ya hay fechas. De todas formas nos iban a destrozar la agenda --a los periodistas, ustedes tranquilos-- y cuanto antes lo supiéramos mejor. Pedro Sánchez ya puede entrar en el Jerusalén de la campaña montado en la Borriquita, que la coincidencia con la Semana Santa presenta la ventaja de que el pueblo estará dedicado a las procesiones, a la playa o al viaje al extranjero, y los mensajes habrá que lanzarlos bajo palio so pena de falta de atención.

Nada grave, pues si de algo está la gente saturada es de mensajes políticos, descalificaciones y encuestas (ahora vendrán otras cuantas) en las que lo interesante es combinar los resultados de tanta minoría mayoritaria como despachamos los electores en las urnas y ver a qué carta quedarse. ¿La triple derecha? ¿la izquierda moderada del PSOE enrojecida por Unidos Podemos? ¿La combinación de PSOE y Ciudadanos, con un Albert Rivera como san Pedro (el momento litúrgico es acorde) negando tres veces? ¿Se movilizará la izquierda en Andalucía para frenar a Vox, como llamaba ayer Susana Díaz? Dicen, a tenor de las estimaciones de las encuestas, que en Córdoba cada uno de los cinco partidos que concurren con posibilidades de sacar escaño al Congreso arañará un diputado, y el premio gordo será para el que consiga dos (son seis puestos en total), así que la confección de las listas va a ser de lo más interesante. ¿Encabezará Carmen Calvo la candidatura socialista cordobesa? ¿Quién irá por el PP a Madrid? ¿Qué hará la confluencia?

Después, con la digestión a medio hacer, llegará el 25 de mayo con comicios municipales, europeos y de las autonomías felices del 149. ¿Volverán a cruzarse los mensajes sobre el independentismo catalán, la tumba de Franco y la bajada de impuestos o los votantes nos mereceremos que se hable de otros temas? Nunca creí que diría esto, pero, por favor, prométannos algo, aunque sea un cordel en Écija.