A l acuciante debate sobre las pensiones y sobre las crecientes dificultades del Estado para hacer frente a las prestaciones contributivas, se une otro dato que se releva como inquietante para la buena marcha de la sociedad española en un futuro inmediato. Las retenciones tributarias que se aplican al pensionista siguen aumentando año tras año en el cómputo global del IRPF, hasta colocarse, en el ejercicio del 2016, en una cifra próxima al 15% del total de ingresos. Este dato se justifica por varias razones. Por un lado, el incremento del número de pensionistas (9,1 millones). Por otro, el aumento del montante a pagar por la Seguridad Social, ya que los nuevos pensionistas cotizaron más y durante más tiempo que en períodos anteriores. Además, el número de jubilados crece a mayor velocidad que el de asalariados, sin olvidar el estancamiento de los sueldos y un colectivo creciente de ciudadanos, hasta 5 millones de personas, con ingresos inferiores al umbral de la declaración. El aumento de las rentas derivadas de la pensión ha doblado, en los últimos 5 años, el de las rentas salariales. Si tenemos en cuenta, además, que la principal fuente de ingresos de casi el 30% de los hogares españoles procede de una persona jubilada, se nos presenta por delante un escenario realmente complicado (con previsiones de crecimiento de la población que muestran divergencias) que requiere de soluciones políticas de envergadura.