Cuándo se dio cuenta? ¿En qué momento pensó por primera vez que él era capaz de hacerlo? ¿Que aquel grito a destiempo, aquellas amenazas veladas, aquellas quejas, lamentos o reproches eran solo el primer eslabón de una cadena que la anclaría a la muerte?

Dos mujeres fueron asesinadas el fin de semana en España. Una de ellas era madre de cuatro hijos y fue apuñalada por su exmarido. También la segunda víctima presentaba heridas de arma blanca. En este caso, el asesino era su pareja sentimental. ¿Cuántas veces imaginó que era posible? ¿Cuántas noches pasó en vela, enredada en una maraña de desconcierto y temor, sintiendo el aliento de él sobre su piel?

Cuesta creer que no hubiera momentos previos en que el miedo hubiese aflorado, que la sombra de una duda no hubiera planeado sobre su relación. La lucha contra la violencia machista requiere un pacto social con urgencia. Más medios y más educación. Se precisa apoyo a todos los niveles y en todos los ámbitos. Incidir en los espacios y comportamientos públicos, pero también en la íntima mirada de la mujer. Ayudarla a reconocer ese primer instante de temor, a hacerse las preguntas adecuadas y, en cada caso, ofrecerle las respuestas necesarias. Desde ayuda psicológica, apoyo legal, soporte de los servicios sociales... Hubo una primera noche. Siempre hay una primera noche en la que se cuela la desconfianza. No podemos abandonarlas en la alcoba del miedo.

* Escritora