El gobierno municipal de Córdoba prevé que, un vez transcurrido el plazo de alegaciones, el presupuesto municipal quede definitivamente aprobado en diciembre y entre en vigor el 1 de enero del 2018. Con ese objetivo se celebró el Pleno extraordinario del viernes pasado, convocado por la alcaldesa, Isabel Ambrosio, una vez que la coalición PSOE-IU obtuvo el imprescindible acuerdo de Ganemos. Las cuentas para el próximo ejercicio prevén un gasto de 415,4 millones de euros, de los que 49,9 se destinarán a inversiones, un 2,2% más que en el 2017. De sus líneas generales, la titular de Hacienda, Alba Doblas, ha resaltado su «marcado carácter social». No se aceptó ninguna de las alegaciones presentadas por la oposición, de manera que los números recibieron el voto en contra de PP, Ciudadanos y Ucor, con la advertencia de los populares de que impugnarán el acuerdo por defectos en la convocatoria, dado que sólo han dispuesto de dos días para estudiarlo. La pregunta es: ¿para qué estas prisas? Córdoba será la primera capital andaluza con los presupuestos aprobados, lo que dará estabilidad al mandato municipal. Es cierto. Como lo es que el Ayuntamiento podrá acometer sus planes de trabajo desde el 1 de enero. Pero tampoco hubiera alterado estos planes si se hubiera retrasado unos días para evitar las fundadas quejas de la oposición sobre el escaso tiempo que ha tenido para estudiar el documento y, aunque un informe del secretario avala la convocatoria, evitar el riesgo de impugnación. Puede que el equipo de gobierno quiera así «ponerse las pilas» ante las críticas al escaso porcentaje de ejecución de los presupuestos anteriores, que es la principal y más seria crítica de la oposición. Si es así y se consigue una gestión más eficiente, la decisión revertirá en beneficio de la ciudad.