Vuelvo otro año más a elevar mi más enérgica queja y repulsa por la convocatoria de varios premios a la tortura animal.

Los colegios veterinarios como el de Madrid ya retiraron su premio taurino, lo que debería hacer la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Córdoba porque perjudica la visión a la sociedad de los veterinarios como «sanadores de animales».

Es incongruente que nuestro Código Deontológico nos obligue a ser los garantes de la salud, la dignidad y el bienestar animal y luego se promocione desde el Colegio un acto de crueldad y maltrato animal.

Por otra parte, el Trofeo que da el Ayuntamiento de Córdoba llamado Manolete, el cual no fue dotado nunca de garantías hasta la llegada del Sr. Nieto a la Alcaldía, le quita prestigio a una ciudad que lo que desea es que no se maltraten animales como va a ocurrir en esta feria y más con el espectáculo denigrante de la becerrada homenaje a la mujer cordobesa, que es un cúmulo de obscenidades contra las mujeres cordobesas y los menores de edad participantes ante la mirada de otras mujeres y niños que asistirán a actos de crueldad realizados por inexpertos aprendices sobre cachorros de toro.

El acuerdo que firmó la alcaldesa Isabel Ambrosio con su voto y el del concejal de Cultura (enero 2016), ahora formando parte del jurado de este premio, de no promocionar actos de crueldad con animales como son las corridas de toros, lo que ha resultado en mentiras.

*Rafael A. Luna Murillo. Veterinario