Muy elogiables las buenas intenciones del dueño de Prasa, D. José Romero, que ha hecho todo lo posible e imposible, por salvar su empresa y sus puestos de trabajo. ¡Chapó por el señor Romero! Lástima que en Córdoba no haya muchos como él. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria y la quiebra del monopolio cordobés de la Cajasur eclesiástica, socia de todos los grandes grupos inmobiliarios cordobeses, los arrastró a todos y por consiguiente, a Córdoba entera. Esta es la realidad. Como sigamos así, más pronto que tarde, tendremos que poner en Córdoba el cartel de cerrado. Lástima, especialmente, por los que vienen detrás.