Vaya dos jornadas que nos esperan en el campo abierto de la política! La actualidad adquiere hoy tintes que rozan lo morboso, si aplicamos la palabra a las incertidumbres rodeadas por mil entresijos, lo que se ve por fuera y lo que se percibe por dentro, lo que se nos cuenta y lo que en realidad está sucediendo en pasillos y conciliábulos. Y es que el Partido Popular se enfrenta por primera vez en su historia al proceso de elegir en unas primarias quien habrá de liderarlo. «Cómo estarán de violentas las primarias del PP para que Zapatero haya abandonado a su suerte por un rato a los venezolanos pra acudir a auxiliar a los pobres derechistas españoles», comentaba con una cierta ironía Gistau, agudo analista político. Ante esta tesitura, constituye todo un ejercicio de responsabilidad pronunciarse. Un puñado de verdades sobrevuelan sobre el congreso de los populares, a la hora de «elegir» su futuro. Primera, España necesita una derecha moderna, joven, capaz de ofrecer un discurso alternativo, de cambio real, dirigido a romper con el mediocre tecnocratismo socialdemócrata que ha llevado al PP a perder las señas de identidad sobre las cuales se refundó un centroderecha paladín de libertades hace casi tres décadas. Segunda, desde el palco del pueblo, desde el parecer anónimo de los ciudadanos, se reclama una renovación en un partido que necesita imperiosamente liberarse de las lacras del pasado para volver a ganarse la confianza de los millones de españoles que se han sentido abandonados. Tercera, la política es compleja, los ideales nunca llegan a materializarse en su totalidad pero es vital tener una meta clara y establecer los medios para acercarse a ella. Cuarta, la política no debe caer en las redes de la tentadora posverdad, esa manera de presentar la realidad en la que los hechos objetivos pierden valor en favor de las emociones, aunque para ello se tengan que retorcer los hechos. Serán dos jornadas que, ojalá, hagan de la política vocación de servicio y estrado de quehaceres encaminados al bien común. La responsabilidad de unos pocos no puede derivar en el fracaso de muchos.

* Sacerdote y periodista