Hoy traigo tres historias de políticos. La primera: la diputada de Vox por Baleares Malena Contestí deja el partido por considerarlo un movimiento extremista y antisistema. Lo acusa de xenófobo, machista, homófobo y etcétera. «Por eso prefiero quedarme en casa que seguir en Vox», ha concluido. Bien. A Vox seguro que le ha gustado que vuelva a casa, que es donde tienen que estar todas las mujeres. Y yo me pregunto dónde estaba esta diputada durante la campaña electoral. En casa no, pero en Babia, es probable que sí.

Segunda historia: Pablo Echenique, de Podemos, recurrirá la sanción por mantener irregularmente a su cuidador. El último fallo, del TSJ de Aragón, da la razón a la Tesorería, que considera que existió una relación laboral entre el político y su trabajador, al que no dio de alta y por el que no cotizó. El caso es prolijo, pero los argumentos de Echenique me suenan raritos, más con la legislación laboral existente, que permite casi todo, excepto marcar con hierros al rojo a los trabajadores.

Tercera historia: El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, del PP, a preguntas de unos escolares, declaró preferir dar dinero para la catedral de Notre Dame antes que para la selva amazónica, porque la catedral es más nuestra al estar en Europa. Y (esto lo digo yo) además no nos vayan a confundir a nosotros, lo mejor de la raza blanca, con esos indios pequeñajos que disparan cerbatanas. Por Dios.

Pues bien, en estas manos estamos. Y tengo más historias, pero para qué. No creo que haya que añadir nada más.

* Periodista