España está de moda. Es lo que se lleva. Vamos, que estamos en campaña electoral. Así, una palabra que se refiere a un territorio que goza de una salud algo precaria, va y resulta que ahora está presente en cada lema, en cada acto, en cada mitin. Pedro Sánchez, el de la «nación de naciones» y las «naciones culturales», lleva como eslogan para estas elecciones Ahora, gobierno. Ahora, España. No queremos saber cuál era el plan antes... Desde el día aquel que sacó una bandera gigante en un acto, no le habíamos vuelto a ver tan patriótico. Además, el líder del PSOE se presenta ahora como «la izquierda que ni entrega, ni oculta, ni se avergüenza jamás de esa palabra que es España». Supongo que Sánchez tiene varios objetivos: contraponer su proyecto al de Íñigo Errejón, que se hace llamar Más País, y robarle votos a Ciudadanos con este furor patriótico, tan repentino. De hecho, Albert Rivera es ese dirigente que acostumbraba a decir cosas como «España me recuerda a gran familia: diversa, con diferencias, con alguna bronca entre hermanos o primos... Pero es una gran familia, mi familia, la que yo quiero mantener unida». Y así se fue comiendo al PP en Cataluña y convirtiéndose en la gran referencia frente al discurso de los independentistas. Le fue bien, hasta que ya no pudo pensar más en España, porque ya solo pensaba en convertirse en el líder de la oposición en el Congreso de los Diputados.

En elecciones anteriores, también se habló de España: «La España que queremos», «Una España en positivo», «España en serio», «la España de la gente», «los españoles son muy españoles y mucho españoles»... Sin embargo, en aquellos días no se celebraba esta competición de ahora entre el PSOE y Ciudadanos ni entre el PP y Vox por ver quién era más rojigualdo. Se ve que España suma, aunque no como querría Pablo Casado. Todos quieren ser ahora el partido de la España que madruga -¡vamos, España!-, y todos dicen ser la formación política que más se parece a España. Lo dijo en su día José Luis Rodríguez Zapatero, lo repitió recientemente Sánchez, lo ha dicho Pablo Casado y también Albert Rivera. De esta moda no se ha librado ni Unidas Podemos. Pablo Echenique declaró en el 2016: «Como lo fue alguna vez el PSOE, en estos momentos Podemos y sus confluencias es el proyecto político que más se parece a España». Y claro, se han terminado pareciendo tanto a España, que están a garrotazos entre ellos. En cuanto se celebren las elecciones, todo volverá a la normalidad, nuestro país volverá a ser un sindiós y los políticos se centrarán de lleno en su propia supervivencia. Y cuando se retiren, como ha pasado con Mariano Rajoy o con Felipe González, pues se juntarán un día, hablarán de pactos de Estado que ellos no fueron capaces de alcanzar y citarán a Churchill para recordar que «la mejor dieta para un político es comerse sus palabras».

* Periodista