Atendiendo a la invitación para participar en las contraportadas electorales del Diario CÓRDOBA, que me ofrecen un enfoque completamente libre, pensé que sería pretencioso por mi parte referirme, en tan breves líneas, a asuntos tan transcendentales como impuestos, pensiones, empleo, seguridad social, que nos afectan a todos los españoles, y que han sido objeto de intensos debates. De la misma manera, el procés, sus tergiversaciones históricas y su cuento de la lechera. Y el brexit, que pone en evidencia que hasta los pueblos más avanzados son capaces de retroceder y estancarse por su arrogancia y por la altivez de algunos políticos. Ambos afectan no solo a nuestra estructura política-jurídica y constitucional, sino que además pueden tener graves consecuencias económicas para Córdoba.

O de los acosos e insultos sufridos por los candidatos del PP, Ciudadanos y Vox, por parte de sectarios, fascistas, nacionalistas y populistas de pensamiento único. Es incomprensible en una democracia, pero en el PP por desgracia, ya estamos acostumbrados.

Ya, desde otra perspectiva, destacaría las fugas, los cambios o mutaciones de políticos o cuasi políticos que después de haber estado casi toda una vida profesional vinculada a un partido, bien como cargos públicos, directivos o asesores, de repente se cambian, mutan y encabezan las listas de otro partido, lógicamente rival, para restar votos y hacer una profunda herida electoral.

Comprendo perfectamente a votantes del PP, que nos hayan dado la espalda, decepcionados por los numerosos delincuentes y ladrones que hemos tenido dentro del partido y que tanto daño han hecho.

Comprendo perfectamente que nos hayan dado la espalda nuestros votantes por la indolencia y tibieza con la que se acometió inicialmente el órdago catalán. Entiendo asimismo a afiliados que por estos motivos u otros se hayan dado de baja o incorporado a otras siglas, pero lo que no me cabe en la cabeza bajo ningún concepto son a hombres y mujeres, que han vivido vinculadas a las siglas del Partido Popular, o bajo su sombra, trabajando como cargos públicos, técnicos, de asesoramiento..., súbitamente se transformen y muten, para ir de candidatos ¡por supuesto en puestos de salida de otros partidos rivales!

Tengo que confesar mi pasmo, aturdimiento y asombro ante semejante metamorfosis, quizás porque no entiendo la deslealtad y actitud de «estos pequeño Judas».

Bien es cierto que estos casos de conversión política interesada se han producido siempre y en todos los partidos políticos, pero en esta etapa electoral tan complicada ha sido más llamativa, probablemente por la renovación profunda de listas o por creerse estos conversos imprescindibles y merecedores de todo, o simple y llanamente por su propia condición humana.

* Funcionaria del Estado. Exdirectora general de Recursos Humanos y exteniente alcalde del Ayuntamiento de Córdoba