Será porque Zidane ha dicho que deja de entrenar al Madrid o porque el país está tan revuelto con lo de la moción de censura pero esta tarde no se me van de la memoria aquellas tardes infantiles cuando jugábamos al fútbol. Al salir de la escuela, por la ermita, por donde las mujeres iban a por agua al atardecer con aquellos cántaros que colocaban en sus cabezas protegidas por las ruillas, nos situábamos en el campo ya señalado por sendas porterías de dos piedras cada una y a los más malos nos ponían casi siempre de porteros. En aquellos tiempos ya conocíamos a jugadores de la altura de Zidane, como Di Stefano, Kopa, Suárez o Kubala. Pero no sabíamos casi nada de política, que luego aprendimos algo en la parte trasera de la taberna de Vicencio oyendo Radio Andorra. Nuestros maestros mandaban más en nosotros que el alcalde del pueblo, al que no conocíamos, y lo que sí sabíamos es que Franco, el hombre cuyo cuadro estaba colocado en todas las clases junto al crucifijo y a José Antonio Primo de Rivera, era quien mandaba en España. El balonvolea, el nadar en las albercas, el ciclismo con la BH o la bola la corría, un juego algo parecido al hockey, eran nuestros días y nuestras tardes cuando no estábamos en los pupitres. Pero, sobre todo, el fútbol, un deporte que podías practicar en cualquier calle del pueblo, aunque quebraras cristales de ventanas y los municipales te quitasen el balón. Eran bonitas aquellas tardes porque la niñez convierte en paraíso cualquier dificultad. Pero no eran tiempos en los que se pudiera hablar más allá del rosario, la misa, las procesiones, las misiones de Semana Santa o los cursillos de cristiandad. Está bien la religión, pero aquello era atosigante para la niñez que, cuando crecía, tomaba caminos imprevisibles. Ahora, en estas tardes, los niños sí saben quién manda en España aunque los políticos hayan discutido estos días si Sánchez sustituía, legítimamente, a Rajoy en el poder, no como Franco, que se lo apropió y se montó una dictadura. A ver si el Córdoba nos devuelve esta tarde con su fútbol frente al Sporting a aquellos tiempos en que este deporte fue parte de nuestra vida. Y nos mantiene en Segunda.