Lanudo pellejo con el que algunos se ocultan. Como el extremista, de uno u otro signo político, o joven ladino o avejentado cretino, émulos del radicalismo; como la usada, por ejemplo, por el neocomunista de la vieja intransigencia bolchevique, que tan maltrecha quedó cuando otros derribaron el muro de Berlín, tras lo destrozado por los tanques en la primavera de Praga. Es la del alumno del comité revolucionario. La del lobo o lobezno tanto como redomado hipócrita, el que enseña sus colmillos de mala leche, se supone, cuando perora. Es la del espécimen de un rancio y trasnochado lumpen que con gestual cursilería bendice a los parias de la tierra para la prometida y el cielo por conquistar; o la esperanza de los hodiernos iluminados que en carne propia jamás han sufrido la trágica experiencia de una u otra dictadura. Verbigracia, citando un caso externo, la que otrora acabó con millones, de ucranianos, muertos de hambre, o en los gélidos campos de concentración y exterminio, para edificar sobre el montón de cadáveres el paraíso social del estalinismo.

Malas personas esas que viven de la trola y de los gastos subvencionados, a costa del erario público o de fondos de alambicadas y delictivas procedencias. Benéfica tolerancia que es en cierta medida el débil talón de Aquiles de la democracia. Y con ella cabalgándola, utilizándola con precisión, vuelven a arrastrar, una vez más, a batallones de incautos infectados de hartazón, intransigencia, violencia, odio y resentimiento, contaminándolos con proclamas irreales, si bien sea verdad que aprovechando la miopía, cerrazón y escasas luces de aquellos que tenían que haber operado, como era su obligación, para evitar, aunque siempre a beneficio de sus nunca repletas faltriqueras, el renacimiento de una situación que se creía superada, oponiéndose a que fuerzas propias tanto como foráneas volvieran a intentar la balcanización y la radicalidad como acaece, verbigracia, con los nacionalismos de tan infaustas connotaciones tan conocidas por muchos e ignoradas por otros instrumentalizados al efecto.

* Doctor ingeniero agrónomo. Licenciado en Derecho