Me di media vuelta y me fui. Era evidente que no le interesaba mi respuesta, sino que lo que pretendía con esa pregunta era hacerme creer que yo no tenía ningún valor.

Podía haberle contestado que no solo creía en quién era, sino que lo sabía. Ya había hecho ese trabajo tiempo atrás y la respuesta era que soy única.

Porque, ¿quiénes somos? Somos nuestras vivencias, nuestras experiencias, lo que hemos mamado, nuestros principios, nuestros valores, nuestro modo de pensar y sentir. Y en base a eso cada cual es único. Nadie más ha vivido y sentido todo lo que tú has vivido ni de la misma manera. De ahí vas a sacar todo el material y aprendizaje para saber vivir según quieras hacerlo.

Si pretendo ser como los demás, o hacer lo que los demás, siempre habrá alguien que lo haga mejor que yo, pero en lo que me hace única, en aquellas cosas que me diferencian del resto, en eso, siempre seré la mejor.

«No seas tan tú, tan Clara», me dijeron una vez, imagino que debido a mi espontaneidad a la hora de expresarme o comportarme. Evidentemente me negué a obedecer, ser yo misma es lo mejor que sé hacer.

Por eso es tan importante conocerse bien, atreverse a ponerte delante del espejo y tener un diálogo intenso con una misma. Conocer tus habilidades, tus dones, también tus defectos, lo que puedes mejorar, de qué eres capaz y de qué no, cuáles son tus limitaciones, y sobre todo, aceptar quién eres y sacar partido de tus buenas cualidades, que siempre las hay.

Considero que todos deberíamos tener el compromiso de mostrar y compartir lo mejor que sabemos hacer, que suele ser eso que nos hace sentirnos muy bien y hacemos con gusto, que nos sale solo, que lo único que tenemos que hacer es no reprimirlo ni ocultarlo. En el fondo todos sabemos lo que es, pero nos da miedo mostrarlo porque nos falta seguridad en nosotros mismos, porque no creemos en nuestro valor, en nuestro potencial.

Quizás este mundo sería más interesante y productivo si nos dedicásemos a motivar y reconocer el valor propio y el de los demás, en vez de despretigiar al prójimo y verlo como competencia o alguien que nos hace sombra. Compite solo contigo mismo, por sacar lo mejor de ti y colabora y estimula para que los demás hagan lo mismo. No se me ocurre mejor manera de hacer este mundo más hermoso y construir una sociedad feliz y en paz.

¿Que quién creo que soy? Soy una mujer que agradece a la vida todo lo que le ha enseñado, que persigue lo que quiere todos los días con ilusión, que no permite que nadie venga a quitarle valor ni se lo quita a nadie. Una mujer que se siente orgullosa de quién es. Soy única y tú también.

* Escritora y consultora de inteligencia emocional