Periodismo de mandarina es el título de un libro que ha escrito Javier Fariñas Martín, redactor--jefe de la revista Mundo Negro , que a primera vista puede dar la impresión de que sólo interese a los periodistas, pero luego, cuando te internas en sus páginas, descubres, sobre todo, una manera de ver la realidad y de contarla. Casi todos los textos fueron ya publicados en la bitácora En 20 líneas , del autor, a los que añade dos magníficas entrevistas también publicadas en Revista 21 , una de ellas a Martin Caparrós, autor del libro El hambre , y otra al periodista pedro Simón, autor de Peligro de derrumbe . ¿Dónde está, entonces, el interés de esta obra? En buena parte, sin duda, en las páginas de su introducción, dedicadas a explicarnos lo que significa ese periodismo de mandarina. Y, por supuesto, en los diferentes capítulos donde nos va mostrando, en radiografías intensas y extensas, la vida de diferentes países. Fariñas nos cuenta una anécdota: "La actriz cubana Alina Rodríguez, en la película Conducta , en la que fue su último gran trabajo antes de fallecer a finales de julio de 2015, interpretaba a Carmela, una veterana maestra de sexto grado en un colegio de La Habana. Carmela es la profesora de Chala, un niño de 11 años que vive en un contexto social y familiar desestructurado, lo que le llevará a un colegio de conducta, una especie de internado para niños con problemas de comportamiento o con familias quebradas. En un momento de la historia, Carmela está tecleando un informe en una de esas máquinas como aquellas con las que yo aprendí a mecanografiar. Una compañera del claustro, al oírla golpear con fuerza las teclas, le pregunta por qué no hace ese trabajo en una computadora. Y la veterana maestra responde: "Me gusta que suenen las palabras". Fariñas comenta: "Ahí está una de las claves de bóveda de este texto. Suscribo las palabras del guión puestas en la boca de Carmela: 'Me gusta que suenen las palabras'. Que suenen por sí mismas. Me gustan aquellas que sólo necesitan ser colocadas en el lugar oportuno. En el momento justo. Palabras llenas que no necesiten más que ir acompañadas de otras de su estirpe, sean estas adverbios, verbos, sustantivos, adjetivos. Palabras que nos cuenten cosas. Palabras que nos hablen de otros. Palabras necesarias para conocer a los demás". En esta línea, se mueven los relatos del autor del libro: busca un periodismo que cause impacto, narra unos hechos que interesan, transmite mensajes ardientes sobre realidades que deben llegar hasta las profundidades de los lectores. Y por eso acentúa con fuerza: "Nuestros relatos deben estar plenos de sonido. Nuestras palabras deben sonar. Y, además, si lo que tratamos de contar es la vida, sin aditivos, de los que no suelen aparecer en los medios de comunicación, los empobrecidos, los condenados al silencio, nuestras palabras deberían ser más ruidosas que las dedicadas a los demás, más ruidosas que las dedicadas a los triunfadores". Fariñas nos ha ofrecido un libro que invita a vivir y a vibrar, a escribir con "palabras que suenen", que estremezcan.

* Sacerdote y periodista