Desde mi corazón dividido. Nacido en Córdoba y residente durante más de la mitad de mi vida en Cataluña; siento estupor por lo que está ocurriendo. No entiendo cómo un puñado de políticos, que tienen su vida asegurada, pueden crear este enfrentamiento. No podemos vivir del pasado y alimentar odios innecesarios. Por esta regla de tres no podríamos vernos nadie. La historia dice que el pasado está para mejorar el presente. No podríamos vernos con los italianos por aquello del Imperio Romano, ni con los nórdicos por los vikingos, ni con los árabes, ni con los ingleses... Hoy el mundo ha cambiado, y mientras se intenta borrar fronteras, nosotros intentamos crearlas.

Qué pena que viviendo en un país envidia de tantos extranjeros que vienen a visitarlo, estemos empeñados en fracturarlo y casi sintamos vergüenza al decir ser español. Sobre esto, y sin compartir muchos conceptos, siento envidia de los americanos, que defienden el país y la bandera. Igual ocurre con franceses, alemanes y tantos. ¿O preferimos crear una nueva Yugoslavia?

Me da pena la salida a las calles de muchos estudiantes en defensa de esa movida. Estudiantes que han tenido una vida cómoda proporcionada por sus padres, abuelos y estado que les han financiado una preparación de futuro y que en muchos casos y ante la pregunta de porqué está ocurriendo esto no saben qué contestar. Tengo a toda mi familia directa en Cataluña, una comunidad que siento como mía. Mi hija es catalana, mi nieto es catalán, sobrinas, nietos sobrinos, etcétera. ¿Tendré que irlos a ver al extranjero? Quiero a Cataluña a la par que a mi tierra nativa, tengo grandes amigos en esa tierra, una comunidad muy bella y de riqueza cultural inmensa.

¿Han pensado que será mañana de tantos residentes que no piensan como ellos y que tienen una vida labrada en y para Catalunya? Me da mucho miedo la nueva política, carente de respeto, tolerancia, un verbo agresivo como diciendo aquí el listo soy yo. No por más vocear, no por decir frases hirientes que humillen al contrario, no por saltarse las reglas del juego se es más inteligente. La defensa de un país es otra cosa.

No me dá miedo el 1-O, me dá miedo el 2 de octubre y lo que ocurrirá a partir de ese día. Se ha creado un fraccionamiento en la sociedad que tardará tiempo en recuperarse. Me dá miedo el discurso de los Iglesias, los Rufián, y tantos que creen que solo ellos tienen discurso. Espero equivocarme.