El cordobés Julio Muñoz Rodríguez Aguilar, siendo gobernador civil de La Coruña, orquestó la Junta pro pazo del caudillo el año 1938, el regalo del Pazo de Meirás al general Francisco Franco. Julio Muñoz contrajo matrimonio en 1924 con Magdalena Muguiro y Frígola, marquesa de Salinas. Aquel matrimonio lo convirtió en marqués consorte y lo introdujo en las élites aristocráticas y políticas de Madrid. El marqués fue entusiasta del carlismo político, católico conservador y joven tradicionalista que alcanzó notoriedad en los primeros meses del golpe militar de 1936.

El general Franco a medida que iba ganando la guerra civil creaba su red política y clientelar ubicando a Julio Muñoz como gobernador civil de la provincia natal del generalísimo. Tanta estima castrense y política tuvo su recompensa, y el palmeño, junto a un grupo de afines promovió el mayor obsequio que pudiera gustar a su excelencia, el Pazo de Meirás, que tanto amó y disfrutó Emilia Pardo Bazán.

El jefe del Estado Francisco Franco asestó de buen grado la residencia estival. Poco después, el gobernador marqués era nombrado jefe de la casa civil del caudillo. Cuentan las lenguas viperinas que el joven, rico y apuesto Ignacio María Oriol y Urquijo se enamoró de la hija de los marqueses de Salinas Magdalena Muñoz Muguiro, y no se fijó en la belleza de Carmencita Franco. Despechada la señora de Franco acabó con la relación laboral con el marqués consorte.

Entonces los marqueses de Salinas se dedicaron a sus negocios y propiedades en Hornachuelos, pero su hija, la joven Piedad Muñoz Muguiro manifestó su voluntad de ser monja de la clausura de las Carmelitas Descalzas de la madre Maravillas. Los marqueses levantaron un convento carmelita en su propiedad de San Calixto en la sierra cordobesa. La copla cantaba, la hija del marqués de Salinas se quiere meter a monja y el padre le ha construido un convento para tenerla cerca. El pazo es del Estado y el convento de la Iglesia.

* Historiador y periodista