Imagine que cada día que se levanta lo hace con miedo. Miedo cuando sale a comprar el pan, a tomarse una caña, a llevar a su hijo al colegio, a ir al médico, a estar en su trabajo... Impensable, ¿verdad? Lo que para nosotros es inimaginable por intolerable, es el día a día de muchos inmigrantes en España. A pesar de que algunos llevan varios lustros aquí, continúan sin papeles. ¿Cómo es posible? Carecer de documentación les imposibilita tener un trabajo legal y los arroja en brazos de las mafias que los explotan. Así, mientras tratan de sobrevivir en el estrecho margen de la economía sumergida de subsistencia, son perseguidos y están aterrados por si les requisan el género con el que sobreviven. Además, la Ley Mordaza los criminaliza con penas desproporcionadas de dos años de cárcel y su expulsión.

Un fracaso de nuestra sociedad con quienes solo buscan, como cualquiera, ganarse la vida. Como bien dicen y sabemos: ni sobrevivir es delito ni ningún ser humano es ilegal.