El notorio ponente señor Torra, don Joaquín, empecinado capitán catalán de la banda conocida como la del lazo amarillo, desbarra cada día más en su rancia y nefasta cruzada, con deteriorada y mermada audiencia, según difunden algunos, y no adeptos, medios de comunicación social en su entendimiento.

Aunque virtualmente sea el aludido un Pato Cojo ( lame duck ), como tal vez diría la prensa norteamericana del representante público y citado adalid vicario del huido a Waterloo. No obstante, ellos, los irredentos soberanistas, continúan tozudamente empeñados con su inconstitucional bandera abriendo sus de color pajizas, o limonadas, embajadas. Propósitos que les llevan a denigrar a la corona, a todo lo que sea español y a enlodar nuestro régimen democrático. Algo que por dejación se les consiente sin firme contraposición. ¿Con qué presupuesto lo consiguen hacer? Dígasenos quién los financia. ¿Cuánto durará el sainete y hasta dónde alcanzará tan tolerado esperpento?

La desinformación, la intoxicación y la aceptada y engañosa manipulación educativa, emprendida pertinazmente desde hace tiempo, e iniciada desde las primarias enseñanzas y reproducidas y aumentadas, con urdida tergiversación de los hechos históricos y políticos, en determinados y propicios círculos universitarios e intelectuales del independentismo catalán, de la mano falaz del soberanismo, y en otros casos, o momentos, coadyuvada del nacionalismo socialista, desnaturalizado en sí mismo, y de la izquierda, añadidos del radicalismo xenófobo e intransigente, para que con ellas éste no cese de latir, fundamentándose en la mentira, el resentimiento, la violencia y el odio, han conseguido construir, paso a paso, esa destructiva labor de zapa fragmentadora, en pro y en colaboración de ciertas capas de la dominante burguesía local, afín a presuntas consideraciones espurias de suyo desleales, falaces, sectarias y hasta felonas a pesar del notorio decrecimiento económico de la región, la desatención social y la fuga de numerosas empresas. ¿Para cuándo, democráticamente, se acabará con tanto desatino?