Parece como si Córdoba se hubiera imbuido, desde sus mandatarios más señalados hasta sus más humildes y modestos vecinos, de que se acerca un momento clave para uno de sus patrimonios más señalados: el de los patios. El próximo otoño --en octubre concretamente, en la caribeña isla de Granada-- puede que la Unesco le de el espaldarazo definitivo al concederle el título de patrimonio inmaterial de la humanidad.

Y decimos que la ciudad se ha imbuido de ese espíritu porque desde los dueños de estos recintos hasta las instituciones públicas y entidades privadas pasando por el eco en los medios de comunicación y en el número de visitantes, esta fiesta se ha subrayado en esta edición, de manera notable, en cada uno de esos ámbitos a los que nos hemos referido.

Hablemos de sus dueños. Se temía --y aún se teme desde distintas ópticas-- que la fiesta de los patios de Córdoba corría peligro porque no se había hecho el correspondiente traspaso de esta herencia antropológica a las futuras generaciones que, en los años sesenta, dejaron vacío el casco histórico huyendo del hacinamiento al que estaban condenados en las casas-patio para disfrutar de las ventajas de los novedosos pisos.

Una visita tranquila y sosegada a los patios que este año han concursado desmienten esta teoría. De los 48 presentados al certamen 31 lo han hecho en la categoría de patios de arquitectura moderna o renovada y solo 17 en la de arquitectura antigua. En ese sentido podemos decir que la transmisión de este patrimonio de generación en generación se viene haciendo de forma adecuada para que no corra el peligro de extinguirse.

Por otra parte, la principal institución que debe velar por su conservación, el Ayuntamiento, está haciendo lo que está en su mano para conservar este patrimonio inmaterial: desde la compra y remodelación de patios hasta el tratar con mimo el desarrollo del concurso con los correspondientes incentivos para no desanimar a sus dueños, los auténticos protagonistas de todo en última instancia. En cuanto a otras entidades particulares, como por ejemplo, Cajasur, hay que decir que sus patios de Viana han dado a esta singular fiesta un brillo cosmopolita y museístico sin borrarle la identidad de su origen íntimo y popular.

Finalmente, y por parte de los medios de comunicación, Diario CORDOBA ha entendido la trascendencia tanto de la historia de los patios como de su crucial momento y ha sacado a la calle una guía que es un modelo de utilidad, le ha dedicado al concurso varias páginas diarias durante su desarrollo, ayer distribuimos un suplemento especial de Educación sobre este tema y los patios como tales son "cordobeses del año".

Todo este esfuerzo de la ciudad en su conjunto ha sido avalado por la alta cualificación de belleza que han mostrado estos recintos, corroborada por las continuas visitas de turistas y estudiosos a una fiesta y un estilo de vida singular que toda Córdoba desea que se convierta en patrimonio inmaterial de la humanidad.