Mejillas de cal que guardan el aliento del otoño, flores nuevas con tonos audibles por los siglos, patios mecidos de primavera...En mi patio, los versos duermen a las flores. Huele a plegaria de amanecida, a especias y naranja amarga, a jabón de aceite con tonos de romero y lavanda. Sol orfebre, suspiro y caricia, creador de dorados tornasoles. Musas danzan sobre hojas de naranjo, elevada y febril inspiración, equilibrio entre lo mundano y lo divino, la piedra y las estrellas, creando el silente claroscuro. Gota a gota el agua de la pileta cae sin pausa, haciendo brillar la tierra de las macetas. A la sombra, dormita el cuerpo trenzado de una silla de enea. Los ecos de bronce de una cercana campana, esbozan en el cielo zarcillos de lluvia.