Hipercor pasó a ser una palabra maldita para Margarita Labad. Su madre murió en el salvaje atentado. Ella, como tantas víctimas, cada vez que oye el nombre del hipermercado en un spot de televisión siente en el estómago la patada del trauma.

Hoy, el covid-19 está dejando una estela de fallecidos. También de supervivientes. Pero el dolor y el miedo de sus familiares sigue a flor de piel. Cada experiencia es un mundo, pero abundan las personas que han ido empeorando en sus hogares y no han conseguido que les hicieran el test para confirmar la infección. Esa realidad o ese recuerdo perdura.

Y aunque ya se sabe que los test son escasos, que la inmensa mayoría se reservan para las personas más graves que deben ser hospitalizadas, hay situaciones que también dan una patada en el estómago. No son pocos los personajes públicos, también políticos, que han sido confirmados en la enfermedad y que han continuado desempeñando su trabajo, mostrándose a través de videoconferencia y aparentando normalidad. Deberían ser conscientes de que transmiten algo más que palabras y que, emocionalmente, destilan desigualdad.

* Escritora