Sabes algo pero lo que sabes no lo puedes explicar, pero lo percibes, ha sido así durante toda tu vida. Algo no funciona en el mundo, no sabes lo que es, pero ahí está, como una astilla clavada en tu mente, y te está enloqueciendo.

-- ¿Te gustaría saber realmente qué es? --pregunta Morfeo a Neo.

(Neo asiente con la cabeza)

-- Matrix nos rodea, está por todas partes, incluso ahora mismo en esta habitación. Puedes verlo si miras por la ventana o al encender la televisión. Puedes sentirla cuando vas a trabajar, cuando vas a la iglesia, cuando pagas tus impuestos. Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad.

-- ¿Qué verdad? --pregunta Neo.

-- Que eres un esclavo, Neo. Igual que los demás naciste en cautiverio, naciste en una prisión que no puedes saborear, ni oír, ni ver, ni tocar. Una prisión para tu mente. Por desgracia no se puede explicar lo que es Matrix, hasta que la veas con tus propios ojos.

(Morfeo le muestra las palmas de sus manos a Neo, en una se encuentra una pastilla roja y en la otra una pastilla azul)

-- Esta es tu última oportunidad, después ya no podrás echarte atrás. Si tomas la pastilla azul, fin de la historia. Despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creer. Si tomas la roja, te quedarás en el País de las Maravillas y yo te enseñaré hasta donde llega la madriguera de conejos. Recuerda, lo único que te ofrezco es la verdad, nada más».

Neo escoge la pastilla roja y se la toma sin ser consciente que elegir la verdad es mucho más difícil que quedarse con el ‘placebo’ que consiste la pastilla azul. La elección está entre un mundo irreal diseñado por quienes tienen los medios sociales, políticos y mediáticos para hacerlo así, o ser conocedor de una verdad nada atractiva que además conlleva asumir un compromiso y responsabilidad sobre uno mismo y con los demás. La pastilla azul te permite vivir sin contradicciones sobre las creencias que te han ido inculcando a lo largo de tu vida, sin siquiera haber sido consciente de que ha sido así, sin tener que enfrentarte a una molesta e incómoda disonancia cognitiva y sin sentir la amenaza o el pestilente aliento de «los hombres de negro», los censuradores, los que se encargan de que no desvíes tus pensamientos hacia aquello que te pueda llevar a descubrir la realidad. Lo único que tienes que hacer es creerte todo aquello que parta de los que dirigen el mundo y hagas lo que ellos esperan, sin hacer preguntas, sin cuestionar absolutamente nada por más contradictorio o extraño que te resulte. No disientas, no contradigas, obedece y ellos te compensarán, tal que a perro de Paulov. O lo que es lo mismo, sé un esclavo y siéntete feliz de serlo. Galileo descubrió una verdad, que la Tierra se movía y a partir de ahí tuvo que vivir con esa carga de responsabilidad de hacérselo saber al mundo, sabiendo que no solo es que no lo creerían, sino que sería tachado por un loco de ideas extravagantes y peligrosas para la comunidad científica. Conocer la verdad tiene un alto precio. La libertad no es gratuita, exige un acto previo de desobediencia, de rebeldía, de compromiso con la revolución contra los mentirosos y abusadores. Conseguir tu libertad implica perder el miedo a desenmascarar al sistema, a esa Matrix y a los que la dirigen, romper los hilos de los que nos manejan a su antojo como si fuésemos sus marionetas.

Pastilla azul: conformidad, obediencia y sumisión hasta que ya no les hagas falta y te echen a un lado. Pastilla roja: la verdad y la libertad como acto responsable hacia la humanidad. ¿Qué pastilla has escogido tú, la roja o la azul?

*Escritora y consultora de inteligencia emocional