¿Qué hacer cuando el futuro empieza a dar miedo? Gracias a la ciencia vivimos más y un niño no se muere hoy de diarrea. Pero ojo, la ciencia nos salvará o nos llevará a la ruina. Lo que les voy a contar pasó hace unos días en un hospital de California llamado Kaiser Permanente y, desafortunadamente, no es una fake news tan al uso. Un hombre de 78 años estaba ingresado en estado grave en dicho hospital, que debe ser una cadena con muchos centros. Una noche que reposaba junto a su nieta, de repente apareció en la puerta un robot de esos que muestran una pantalla. En la pantalla aparecía la imagen de un supuesto médico que les anunciaba los resultados de la última resonancia: «No quedan pulmones, no hay nada con lo que podamos trabajar. La única opción son curas paliativas, quitarle la máscara de oxígeno y darle morfina gota a gota hasta que se muera». Ya se pueden imaginar cómo quedó el enfermo, aterrado; la nieta se puso a llorar, y el hombre murió al día siguiente. La familia planteó una queja al hospital, que dio esta respuesta: «Así hacemos aquí las cosas», y la nieta va contando esta experiencia a quien la quiera oír, pueden ver en Google sus declaraciones en la BBC. Se empieza por denigrar la sanidad pública --esa de la que tanto nos enorgullecíamos en España como la mejor del mundo--, comienzan a proliferar los hospitales privados --únicos edificios que en los años de la crisis crecieron en nuestra ciudad--, nos enredan con los seguros privados en bancos y centros comerciales, llega un consejero de salud tosco, arreando al personal como si estuviera manejando ganado y, cuando menos lo esperemos, aparecerá un robot en la puerta de nuestra habitación anunciando saldo rojo en la cuenta corriente y la desconexión de los aparatos, y nos veremos como el enfermo desahuciado de California. Tenemos los medios para vivir todos bien, pero se hace lo contrario. Eso que llaman la inteligencia artificial no es más que la sublimación de las nuevas tecnologías, con la que nos quieren hacer creer que las máquinas harán las cosas por nosotros y las harán mejor, pero existe también la humanidad, la compasión y la ternura, valores que en situaciones como la enfermedad quisiéramos descubrir en quienes nos tengan que cuidar. El caso del robot que visita a los enfermos para darle el parte de baja de este mundo parece lo más terrible y lo contrario a lo que tenemos por el normal funcionamiento de un hospital pero, no lo duden, si pueden hacerlo lo harán, como tantas cosas que estamos viviendo con perplejidad. Mas, siendo inhumana esta manera de proceder, llegado el caso de verme indefenso, tieso y terminal, yo preferiría un holograma de Chiquito de la Calzada diciendo: «Hasta luego, Lucar». Me daría por enterado de qué va el cuento.

* Periodista