El periódico informaba el pasado día 1 de que un juzgado cordobés condenaba a María Teresa Simón a un año de cárcel y doce meses de multa a razón de ocho euros diarios por reformar un gallinero en una parcela de su propiedad con el fin de poder habitarlo como casa, ya que la mujer dice que carece de vivienda y medios. El juez ordena que el gallinero y su añadido sean demolidos porque los treinta metros cuadrados que ocupa suponen un delito contra la ordenación del territorio. Y yo no lo dudo. El 14 de septiembre de 2017 otro vecino se enfrentó a un año y medio de prisión y una multa de 12 euros diarios durante doce meses por edificar cincuenta metros cuadrados en zona no urbanizable. La fiscalía, a instancias de la Gerencia Municipal de Urbanismo, ordenaba también su demolición por un delito contra la ordenación del territorio. El 5 de marzo de 2018 un reportaje periodístico resaltaba el problema endémico de las parcelaciones ilegales que desde hace cuarenta años se extienden en el extrarradio y que incluso salpican el entorno de Medina Azahara; un toro al que nadie tuvo bemoles para agarrarlo de los cuernos y al que la reforma, hace un año, de la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía por el Parlamento andaluz, ha devuelto a los corrales de la componenda ante el hecho consumado. Mientras que María Teresa Simón y el otro vecino cuyo nombre no se cita se las han tenido que ver con la justicia, a las parcelaciones de toda la vida la reforma les permite dotarse de agua y saneamiento con solo haber iniciado un complejo procedimiento de aprobación de sus planes parciales. Es cierto que las del entorno de Medina Azahara, del aeropuerto, y las ubicadas en zonas de protección medioambiental o en riesgo de inundación no se beneficiarán de la reforma, pero en general se trata de una situación que refleja desde el principio dejadez o una incapacidad de gestión que lo único que genera es insatisfacción y agravios comparativos, precisamente lo último por lo que deberían caracterizarse las instituciones que los ciudadanos eligen para solucionar los problemas. Mientras, María Teresa no podrá vivir ni en un gallinero.

* Profesor

@ADiazVillasenor