Me pregunto qué más da que una ley educativa tire para lo privado o público, cuando en casa se nos cuelan mal educados programas a todas horas que maman nuestros hijos desde su más tierna infancia. Esta columna no es tanto una defensa de Isabel Pantoja como una muestra de rechazo a estos espacios. Y todo ello cuando, dicho sea de paso, Isabel Pantoja ha pagado una condena que rozó lo considerado arbitrario porque la artista fue enviada a prisión con una pena inferior a dos años, sin antecedentes y abonando la responsabilidad civil, circunstancias favorables al reo que según el Código Penal suelen provocar la suspensión de la pena bajo alguna condición. Fue a la cárcel por famosa, como si ser famoso fuese una agravante. Vamos, que la cárcel de esta mujer no hay por dónde cogerla por evidente agravio comparativo al principio de igualdad. Pues bien, ahora, coge el hijo, que no se ha caracterizado nunca por sus labores laborales o humanitarias sino sobre todo por saber divertirse y vender exclusivas gracias al apellido de mamá, y, provoca, más allá de cuestionar la ética de la madre o de vender una exclusiva, resucitar unos espacios llamados del corazón (yo llamaría de mal corazón) que estaban en decadencia, colaborando por 30 monedas de plata en la ruina educativa de este país y en el beneficio de esas cadenas y todos esos comentaristas que llevan chupando de un cuantioso bote ajeno ya casi 20 años mientras millones de ciudadanos tienen que contentarse con el paro por tal de no delinquir aun teniendo familia que mantener. No, hombre, no. Vamos a ver, que como el tema este de la herencia de la Pantoja hay miles todos los días en los juzgados porque en Derecho los temas de familia son casi más hirientes que los temas penales. Nos están estafando. Porque en este tema que está bombardeando las televisiones a todas horas mientras cientos de personas mueren de covid no hay interés social o cultural, sino que lo que hay es un negocio cuantioso para un círculo al que cada vez se agrega más gentuza. Y cuanto más se engorda esta bola, más se lesiona nuestra cultura. Hace poco, el Gobierno dijo que iba a actuar contra los bulos que pueblan las redes sociales. Creo que este tema de protección de derechos fundamentales colectivos e individuales es más urgente. El Estado de derecho tiene que actuar de oficio. A estos mafiosos hay que ponerle freno. Y si quieren dinero rápido a costa de lesionar derechos, que se vayan a atracar un banco. Pero claro, eso es mucho más arriesgado para esta gente, que seguirá sacándole pasta a la indignidad, es decir, lesionando nuestra dignidad como pueblo.

* Abogado