El 8 de marzo de 1857, miles de trabajadoras del textil tomaron las calles de Nueva York. Pan y rosas fue su lema. Protestaban por las míseras condiciones laborales y contra la explotación infantil. Años más tarde, en 1911, un incendio devoró la Triangle Shirtwaist. 147 mujeres perdieron la vida. La mayoría, jóvenes inmigrantes europeas. Los dueños de la fábrica cerraban las puertas para que ninguna perdiera tiempo yendo al baño. Quedaron atrapadas. Esas llamas prendieron aún con más fuerza la lucha por unas condiciones laborales dignas.

El incendio de las naves industriales de Badalona ha devorado vidas y sueños. Una muerte indigna suma de múltiples indignidades. Desde una ley de extranjería que condena a la miseria -sin trabajo no hay papeles, sin papeles no hay trabajo- hasta el fracaso de las políticas sociales y la inaccesibilidad al mercado inmobiliario. No hay salida para miles de migrantes. O sumergirse en la marginalidad o convertirse en parches de los fracasos del sistema. Vidas invisibles atrapadas en un laberinto legal. 9 de diciembre, que este día aciago sirva para algo. Pan y rosas. Dignidad y respeto. No más piras sacrificiales.

* Escritora