Ya ha salido el esperpento, como todos los años, del cartel de la Feria Taurina de Córdoba 2018 con una iconografía críptica basada en siluetas de toros y muchas flores. El retraso en la anunciación de la misma no es ya una anomalía temporal y se ha convertido en un hecho por un evidente descenso en el número de festejos y la cada vez mayor falta de interés por ellos.

Pero el gusto por el maltrato al toro no se queda ahí y este año la empresa concesionaria FIT anuncia varias innovadoras actuaciones cuyo fin es llenar una plaza y ganar dinero a costa de reírse de los verdaderos aficionados que siguen soñando con el «mesías» que haga que de la noche a la mañana peregrinen en masa cordobeses y cordobesas al coso de torturas. Una de ellas es el acuerdo con el Córdoba C.F. para llevar esos días a la plaza a precios de ganga aficionados al balompié; otra, colocar pantallas en los alrededores del Coso para ver la final de la Champions el 26 de mayo que es el día de la corrida fuerte y adelantar a las seis de la tarde una hora antes de celebrarse el resto de festejos programados para que la gente vaya a la plaza y no se quede en casa gozando de una nueva copa para un equipo español. Otro, adelantar al jueves la infumable Becerrada Homenaje a la Mujer Cordobesa, cargándose la tradición que la hacía el lunes después de Feria como colofón decían y gran fiesta triunfal. El caso es que los colectivos de mujeres protestan por el hecho de llamarla así y que se provoquen actos de crueldad con pobres cachorros de toros para entrenamiento de menores de la escuela taurina en su nombre.

Pero lo más desalmado de todo es crear un Palco Infantil para esos días para que menores de entre 5 y 12 años entren gratis a ver el espectáculo. Avisan que estarán con monitores cualificados y habrá regalos y sorpresas. En esas edades es cuando el desarrollo de la personalidad humana conlleva conductas de relaciones interhumanas y la asunción de pautas sociales. La conducta social taurina es aprendida por los menores de una forma no asociativa mediante la habituación a estímulos visuales, sonoros, táctiles, olfativos que terminan adquiriéndose como costumbres y son motivados por los padres, abuelos o los monitores. Pero si esto falla, los taurinos ponen en marcha las técnicas de aprendizaje asociativo que refuerzan la conducta de los menores hacia estos espectáculos si lo condicionamos a base de regalos y grandes sorpresas. Que las atrocidades que se están cometiendo en el ruedo con un animal con el refuerzo de una hamburguesa, un globo o una persona disfrazada de toro de peluche se van a aguantar durante las dos horas que durará el espectáculo. Si la experiencia es buena se verá recompensado el mundo taurino con sangre de infante para renovar la muy caduca existente en este mundillo a costa de lesionarles una conducta amable con los animales. El Comité de la ONU recomienda a España que prohíba la entrada de menores de 18 años a las corridas de toros y esto no es ninguna broma. ¿Cuáles serán las instrucciones de los monitores hacia esos menores? ¿Les dirán acaso cuánto sufren, tanto toros como caballos, en estos espectáculos? o ¿se limitarán a contarles el cuento de que lo que están viendo es un enfrentamiento entre una inteligencia superior, la humana, contra la fuerza bruta, del animal? ¿Quién es el que ejerce activamente esa violencia? ¿Por qué se hace de forma pública y festejándola? ¿Qué les vamos a decir cuando esos niños vean la violencia que se genera frente al más débil y se hace en manada?H

* Veterinario, etólogo y simpatizante de Equo