Estimados padres y madres de la patria: Los de aquí abajo, los que pululamos a ras de esta tierra y su pan, que debería ser de todos, los que levantamos las tristes pirámides de cada día, os agradeceríamos que no nos azucéis para pelearnos entre nosotros mientras allá en vuestras alturas os repartís el poder que os damos y pagamos; os agradeceríamos que os dedicaseis a resolver nuestros problemas y no los vuestros, porque aquí abajo estamos ahítos de injusticias y desdenes, y nos sentimos solos en las colas del paro, del hospital, de cualquier gestión administrativa; en las mujeres que violan y asesinan; a las puertas de las escuelas; ante las fronteras que hemos de atravesar para ir a otra región de nuestra patria. Nos sentimos solos bajo vuestras leyes y vuestros parlamentos, vuestras inquinas, vuestras vendetas y vuestros amaños. Estamos hartos de sufrir a los nacionalistas que costeamos. Tenemos el rostro ensangrentado de tanto pagar con el sudor de nuestra frente. No necesitamos más palabras, porque nosotros no poseemos tribunas donde elevar este clamor que no llega nunca a vuestras cumbres. No queremos más que nos metáis en vuestras guerras y nos abandonéis en ellas, mientras corréis a salvaros siempre. Necesitamos que nos arregléis la falta de dignidad que sufrimos al ser siempre engañados, manipulados, anulados y abandonados. Nuestra soledad es ya un infinito desierto de desesperación, porque para vuestro poder no somos nada tomados de uno en uno, hormigas que a costa de sueños rotos levantan frontispicios y oropeles, soberbias y mentiras. Nosotros sólo poseemos la verdad de las injusticias que sufrimos, porque vuestra voz nos pertenece pero nos la sustraéis para corromperla. Necesitamos que bajéis de vuestras nubes y no nos acoséis con promesas incumplidas. Porque lo que para allá arriba sólo es una montaña de papeletas sin rostro, para nosotros es nuestro corazón, nuestra mano, nuestra voz, que clama en un desierto; nuestra dignidad, nuestra esperanza, nuestras ansias de justicia y de vivir. No poseemos nada más frente a las incertidumbres y los miedos de la Historia, que manipuláis para vuestra recova; aquí abajo no queremos repetir nunca más el rencor ni la revancha. Callad y devolvednos la paz de la justicia y la verdad.

* Escritor