Me equivoqué. La vida es una sucesión de errores con los que, sin embargo, es posible crecer y sacar enseñanzas, así que no tengo miedo a equivocarme de nuevo, porque solo de los errores se aprende de verdad. Hace algunas semanas escribí aquí que España iba a «derechizarse», que se produciría un corrimiento de izquierda a derecha en la intención de voto que --sostenía-- tendría clara repercusión en el resultado final.

Si nos atenemos al resultado final con una clarísima mayoría del PSOE, que ya critican por la ventaja que la Ley D’Hont y los cálculos proporcionales le otorga (¡critican siempre pero nadie pone después manos a la obra para modificar el sistema!), es evidente que me equivoqué, pero si analizamos de dónde provienen los votos de cada partido puede que mi error sea menor.

Que el PSOE ha pescado el voto de la izquierda más radical es tan evidente como que el PP ha perdido ¡y de qué manera! el voto de muchos de sus fieles en beneficio de una derecha tan radical como aquella izquierda. Al final, cambio de cromos hacia la derecha, que era lo que sostenía en aquel análisis, aunque el resultado final haya sido un gobierno de izquierdas alejado de esa «derechizacion». ¿La explicación? Los españoles se han asustado de oír hablar con desprecio de la inmigración; se han horrorizado del discurso machista y contrario a los progresos de la Ley de igualdad de Hombres y Mujeres que querían quemar en la hoguera; ha habido incomodidad generalizada y hasta ofensiva al oír hablar de nuevo de «maricones»; ha resultado carca volver a oír del único matrimonio; y ha dado hasta repelús pensar que nuevamente serían tabú el aborto, la gestación subrogada o la eutanasia. En resumidas cuentas, la derechización que se atisbaba en el horizonte ha sido el mejor regalo para el PSOE. Impagable el sr. Abascal a lomos de su caballo, y, por si había duda, el sr. Ortega Smith la noche de las elecciones con las piernas abiertas, vociferando en plan pistolero ofendido. Y ahora viene Casado y para rematarlo reconoce que el gran culpable de su debacle ha sido Abascal, ese que le debe todo al PP, partido del que --dice-- ha estado «cobrando de fundaciones y chiringuitos y mamandurrias, como él dice, hasta antes de ayer». ¡Toma ya! A buenas horas mangas verdes. Aunque, señor Casado, permítame decirle que reconocer que su partido está lleno de chiringuitos y mamandurrias está muy feo. Puede que me equivoque otra vez, pero digo que si hubiera un pacto de gobierno, debería dar estabilidad ante uno de los problemas que ha generado la reacción de ultraderecha, el independentismo, y un compromiso que evite retrocesos en las políticas sociales... ¿PSOE y Cs? Si me equivoco, será una más, pero el resultado me compensaría.

* Abogada