Parece que para el líder de Podemos solo existe nacionalidad si está asociada a una lengua, y por eso dice que «en España hay cuatro naciones que comparten un mismo Estado: la española, la vasca, la gallega y la catalana». Luego intenta matizarlo, pero lo cierto es que ha vuelto a poner, una vez más, en entredicho el derecho de autogobierno y la consideración histórica de Andalucía, en su estrategia de acercamiento permanente a los nacionalistas más radicales. Es lógico el malestar que ha despertado.